En los más de 4 mil kilómetros de largo que tiene Chile continental la diversidad de paisajes naturales y edificaciones, así como la heterogeneidad de personas, caracteriza una nación que en septiembre celebra su identidad, una particularidad de la que se está en una constante búsqueda con características que muchas veces se tratan de forzar sin éxito. Mientras eso pasa, existen realidades que saltan fácilmente a la luz y que tienen en el fútbol un lugar donde todos los chilenos llegan.
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Esa realidad es la que quiere expresar el Canal del Fútbol con su nuevo programa bautizado como «Amateur, unidos por la cancha», serie en la que, dejando de lado la contingencia y los partidos del Campeonato de Primera División, van en busca de un país profundo que se ve reflejado en los equipos de barrio, los que todavía no renuncian a la tradición, la pasión, y ponen la cancha como el punto de encuentro para crear sociedad.
El Gráfico Chile tuvo acceso exclusivo a la avant premier del primer capítulo, que se podrá ver al aire el 28 de septiembre por todas sus señales y en el que el partido entre el Barcelona de Tulahuén enfrentando al Arco Iris de Colliguay se usa para reflejar el sabor de las canchas de tierra, las calcetas con hoyos levantándose para lucirse en el terreno de juego donde se celebra, la algarabía de gritar un gol, la amistad, y la alegría en torno a una mesa, donde la comida y el vino se unen a la felicidad.
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El recorrido por 12 pueblos chilenos muestra alucinantes parajes que el director del documental Gonzalo Vergara transitó junto a un equipo multidisciplinario para asumir el lugar de la cancha como un sitio de encuentro fundamental en Chile: «Nos tocó entrar en caminos que casi nadie recorre, ahí descubrimos canchas de fútbol en lugares alucinantes, con un entorno maravilloso. Lo que pasa es que en Chile y en todo Latinoamérica tú vas a encontrar una cancha, en el lugar más insólito que puedas pensar hay una cancha de fútbol sobreviviendo, a veces en condiciones precarias, pero palpitando«, señala mientras revisa el trabajo finalizado.
La producción cuenta con cámaras que grabaron no sólo los partidos y al público, sino que cuenta con una específica para el «slow motion», otra del tipo Go Pro colgada en los arcos, e, incluso, un drone mostrando la magnificencia del rectángulo delimitado, donde los protagonistas se lucen y el equipo de grabación pudo darse cuenta como se genera una identidad en cada pueblo, donde, a través de los clubes, tanto las buenas y las malas se viven como en una familia: «El fútbol le da vida a un espacio físico que es la cancha, donde todos se juntan y el fútbol pasa a ser una excusa. Fue una sorpresa darme cuenta que Chile es muy futbolizado», señala el encargado del proyecto.
En los clubes rurales para cualquier accidente o enfermedad se organiza en la sede del club un bingo, ahí todos se reúnen. Los equipos tienen un rol social súper importante. En los pueblos la sede social no las pesca nadie, en cambio en la del club deportivo están todos», dice Gonzalo Vergara, director de la serie documental.
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El fútbol como negocio queda de lado y su verdadera expresión se ve reflejada en este documental, en especial en el primer capítulo, donde los protagonistas recorren sinuosos caminos para llegar al partido, a la cancha, el epicentro de la escena, y donde se refleja la pasión desbordada: «Aquí realmente se juega por la camiseta. Jamás un jugador de Colliguay va a jugar por el Barcelona, por ejemplo. La camiseta, la tradición y la identidad se respeta. En el fútbol profesional la camiseta vale hongo, (Jean) Beausejour jugaba por Colo Colo y ahora por la U, y nadie dice nada«, señala Vergara, entusiasmado por poder mostrar la otra cara de la moneda.
Dos meses en que el equipo de trabajo se la jugó para reflejar historias de lugares tan disímiles como San José de la Mariquina, Los Vilos, San Pedro de Atacama, Chiloé o las comunidades Mapuche de la Araucanía.
«Fue una locura, pero se puede. Casi todos los partidos son los domingos, así que teníamos que llegar un jueves, grabar los viernes y el sábado abocarnos a un partido, de ahí el domingo otro encuentro, para el lunes grabar el post partido. No es lo ideal, pero es la fórmula que encontramos», cuenta el director, que recibió toda la confianza de la encargada de programación del canal, Sofía López, para realizar su trabajo sin ningún tipo de amarras.
Las mejores historias según su director:
«San José de la Mariquina (Provincia de los Ríos), es un pueblo donde hay tres mujeres por hombre, está lleno de mujeres. Al principio no estaba convencido de hacer un capítulo de fútbol femenino, pensaba que iba a ser un partido menos importante para el público, menos gente, pero ocurrió todo lo contrario y debe ser el mejor capítulo. Es increíble como está pegando el fútbol en las mujeres, como se comen la cancha, la pasión que muestran, realmente fue todo muy bonito»
«Las comunidades mapuche eran lugares difíciles de entrar, nos costó porque notamos que no había consenso de nuestra participación, se notaba que habían estado discutiendo y había algo de oposición al principio, pero se dieron cuenta rápidamente de la intención del programa, que busca la buena onda, totalmente positiva, lo que hizo funcionar súper bien lo que terminó siendo un gran capítulo.
«La serie se inspira cuando encontramos una cancha en Cucao en Chiloé que nos emocionó, alucinamos, existía todo un mundo comunitario en medio de la cancha lleno de personajes, comilona, el tercer tiempo. Por eso íbamos a grabar ahí, pero se inundó el río, andaban en un bote encima de la cancha y tuvimos que suspender. Yo decía que podría ser mejor que estén embarrados, pero no, la realidad era impactante, sacó portadas, con el arco de fútbol flotando. Lo hicimos finalmente en Cochamó y ese lugar resultó ser impresionante, tremendo, uno de los lugares más lindos donde se puede filmar. Además fue Cochamó contra Rio Puelo, un gran clásico, ese es un capitulazo»
«Fuimos a grabar a Talabre, (San Pedro de Atacama) un pueblo que tiene 100 habitantes y el rollo del lugar es que hay dos equipos de fútbol. Lo que pasó es que el cuadro antiguo no estaba de acuerdo con la existencia del nuevo porque eran los reservas que se animaron a desafiarlos, fue una cosa increíble, se dio una situación intensa, porque habían dos equipos en una aldea pequeña y los dos equipos con camiseta, presidente y todo lo que rodea al club»