Mario Salas gritando desesperado y Patricio Polic expulsándolo fue una de las postales que dejó el apretado clásico entre Universidad Católica y Colo Colo, situación que expresó la desesperación del plantel e hinchas cruzados por los cobros del árbitro que determinó el 1-0 final en San Carlos de Apoquindo.
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Los esquemas defensivos y la sobrecarga de volantes invitó a la refriega, en un partido que parecía controlado por el juez que anuló un gol de Germán Lanaro con buen criterio, dándose cuenta que el argentino empujó a Claudio Baeza antes de conectar de cabeza y batir a Orión.
Polic controlaba el partido cobrando faltas en contra de Buonanotte, sin embargo, se dejó presionar por los gritos albos que decían que el Enano se tiraba para sacar provecho. Tras esa situación vinieron una seguidilla de errores garrafales que terminaron por determinar el resultado, partiendo por la jugada en que Gabriel Suazo le pegó una grosera patada al argentino casi a la altura de la rodilla y que ameritaba tarjeta roja.
Error que quedó chico al lado de la determinación que la terna arbitral tomó en la jugada clave del partido cuando en evidente posición offside , Óscar Opazo recibió por derecha y tras un buen enganche terminó liquidando una jugada que debió ser anulada manteniendo lo parejo del encuentro.
Después una mano en el área de Claudio Baeza, jugada que no fue cobrada, terminó por colmar la paciencia de todo Católica y desatando la rabia de Mario Salas que recibió tarjeta roja: «El arbitraje fue determinante«, dijo en conferencia de prensa el Comandante, mientras los hinchas cruzados mostraban todo el enojo en las tribunas.