El partido entre Unión Española y Universidad de Chile era uno de los partidos más importantes de la octava fecha por varios motivos: Si ganaban los hispanos se escapaban en el liderato, mientras que si los azules se quedaban con los tres puntos podían seguir soñando con el campeonato. Pero como el encuentro terminó sin goles, decidimos profundizar en la parte táctica. ¿Cómo fue el enfrentamiento entre la defensa más firme y la defensa más goleada del campeonato?.
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La última línea de Unión Española conformada por Juan Pablo Gómez, Ramiro González, Ángelo Pizzorno y Diego Sosa rindió de forma perfecta desde el primer minuto. Como si llevaran muchos años jugando juntos, sabían perfectamente los movimientos que haría sus compañeros. Por ejemplo, a los 9’ y tras centro por la izquierda, los zagueros se quedaron detenidos para darle espacio a Gómez quien no tuvo problemas para meter un cabezazo y desviar el balón.
Mientras Unión anulaba completamente a Mauricio Pinilla con una marca personalidad de González, en el otro extremo de la cancha las cosas no andaban muy bien. Ante el buen comienzo de los locales, la defensa de la U sólo atinó a meter pierna fuerte. Antes de los 32’, tanto Matías Rodríguez como Christian Vilches recibieron tarjetas amarillas por sus reiteradas faltas.
Las infracciones cometidas en el área de la U abrieron otro elemento interesante a analizar. En todas las pelotas detenidas ejecutadas por Unión, el principal encargado de despejar el balón fue Pinilla que aprovechó de sobremanera su 1,87 para elevarse por sobre los jugadores hispanos.
Un segundo tiempo distinto
Pero las cosas cambian y si durante el primer tiempo la defensa de Unión se paraba cerca de la mitad de la cancha para presionar al rival, anulaba a Monzón y Leiva, en la segunda parte todo fue distinto. El punto de inflexión fue la expulsión de Carlos Muñoz.
Con 10 en cancha, la zaga de Unión comenzó a sucumbir. Abusó de los golpes y permitió, como nunca antes en el partido, que Pinilla recibiera los balones libremente. En ese escenario se dan oportunidades como las que tuvieron Matías Rodríguez a los 54’ y Francisco Arancibia a los 65’.
Justamente este último jugador azul se transformó en un dolor de cabeza para la banda derecha. Con su velocidad y cambios de dirección permanente llenó de dudas a Gómez quien no tenía cómo detenerlo, pero con el correr de los minutos pudo neutralizarlo.
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A diferencia de otros partidos, en el segundo tiempo Gonzalo Jara y Christian Vilches se volvieron a encontrar con su fútbol. Ambos zagueros azules, con distintas estrategias, anularon a Sebastián Jaime quien durante los 90’ fue el arma más ofensiva de los locales tras la salida de Muñoz.
El partido prometía y aunque el marcador quedó sin goles, ambos equipos se van conformes con lo que hicieron sus defensas: La U mejoró de forma radical lo que venía mostrando y Unión a pesar de no andar bien en el segundo tiempo, sigue manteniendo su arco en cero.