Por Gonzalo Pérez Amar, enviado especial a Sao Paulo
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«Un gol, un gol». Gary Medel sabía que Perú le estaba empatando el partido a Colombia y que estaban quedando fuera del Mundial de Rusia 2018. Pero el Pitbull, gracias al sistema que tenía el Allianz Parque de ir avisando por los altoparlantes cada vez que había un gol en los otros, también sabía que un gol los dejaba en el repechaje por la diferencia de goles.
Con ese tenso ambiente se vivieron los últimos y Juan Antonio Pizzi se vio más nervioso que nunca en el borde de la cancha. A diferencia de otros partidos, Macanudo se vio más activo que nunca en su zona. Gritó Gesticuló, dio instrucciones y fue secundado por todo su cuerpo técnico, quienes también se levantaron de la banca para acompañar al técnico.
Pizzi y su cuerpo técnico sabían que esos podían ser sus últimos minutos en la banca de la selección chilena. También sabían que podían terminar el ciclo de la Generación Dorada. Esa exitosa camada de jugadores que le dio los primeros títulos a Chile tras consagrarse bicampeones de la Copa América. Pero nada les daba resultados, ni siquiera el ingreso de Esteban Paredes. El marcador seguía en favor de Brasil y los altoparlantes no anunciaban ningún cambio en los marcadores que pudieran favorecer a la Roja.
Los minutos pasaban y la tensión aumentaba en el Allianz Parque. También los gritos y las instrucciones de Juan Antonio Pizzi, quien estaba entregado a la suerte o a alguna genialidad de los jugadores que estaban en la cancha. Los cambios estaban agotados y ya no podía mover más piezas. En un momento los gritos cesaron y el técnico miró el piso buscando alguna respuesta. No la iba a encontrar.
La desesperación era tal en Sao Paulo que en la última jugada Claudio Bravo se fue al área brasileña para buscar un cabezazo desde un tiro de esquina. Centro al área, rebotes por montón y los jugadores chilenos pidiendo una mano en el área. A esa altura cualquier recurso era válido. El árbitro no cobró y en la continuación de la jugada Gabriel Jesús recibió un pase que definió mientras entraba caminando al arco y Claudio Bravo lo seguía corriendo desde atrás.
La postal del capitán de la roja correteando al brasileño era perfecta para describir la situación. Mientras Brasil tuvo la calma para salir del mal momento que vivieron en el inicio de las Clasificatorias rumbo a Rusia 2018 y llegaron caminando al Mundial, la Roja terminó desesperada buscando un repechaje en un camino que pudo cerrar mucho antes y que los llevó a pagar caro sus propios errores.
3 a 0 final y el ciclo de Juan Antonio Pizzi acabado. Las respuestas no llegaron desde un cuerpo técnico que gritó y gritó en el último trecho del partido. Las caras largas abundaron. Alexis Sánchez fue el primero en salir de la cancha. Sin camiseta, tapándose la cara, Maravilla se fue rápidamente al camarín. Sus compañeros lo secundaron con la misma reacción. Cada uno caminando solo, no en grupo, rumbo a los vestuarios. El último en salir fue Jorge Valdivia, quien se quedó largo rato de cuclillas en el suelo recibiendo el apoyo de los brasileños. Desesperación, tensión, tristeza, impotencia. El fin de una generación.