El Gráfico Chile

La nueva vida de Jeremías Israel: superando el retiro de las motos y “ganándole” a un feroz incendio

El ex campeón de Motocross chileno se repone del impacto de perder sus recuerdos más cuidados, sin embargo, no olvida sus grandes actuaciones en el Dakar. Ahora como empresario buscará seguir con el legado de la empresa familiar y ayudar a potenciar la especialidad en el país.

Jeremías Israel es un optimista por naturaleza. Lo suyo es enfrentar los obstáculos, pasarlos y seguir adelante hasta encontrar el espacio para acelerar a fondo y mostrarse por completo. Metáfora de la vida y de las motos, su pasión desde pequeño, cuando guiado por su padre comenzó a trazar los primeros recorridos cuando una chacra en Concepción era su improvisado recorrido.

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En esos tiempos, inspirado en pilotos talentosos como Ayrton Senna en la Fórmula Uno, desafiaba libremente los recorridos para pequeñas motos, sin importar que  su familia decidiera mudarse a Santiago. No temía a los cambios, menos a la ruta extrema que habían recién creado en la Avenida Las Condes al lado del río, adaptada especialmente para carreras de motocross. Con Fredddy Valderrama como su primer instructor, demostraba su precoz talento junto a otros niños que figurarían en la escena motor nacional como José Antonio Goñi o Javier Astroboy Villegas, fundando las categorías de 50 y 60 cc en el país meses después.

Recuerdos que mira con ternura, así como explicándose a donde está parado a sus 36 años, llevando una vida como empresario en su propio emprendimiento, la distribuidora de motocicletas y equipamiento Procircuit Moto Store, alejado del barro y la adrenalina, aunque de todas formas dribleando el peligro. Ese que a veces llega de forma fortuita, como la semana pasada cuando un incendio terminó con todos sus recuerdos del Dakar calcinados.

El Jere se hizo cargo del negocio familiar (Gabriel Molina)

«Cuando veo mis cosas quemadas se vienen muchas imágenes, recuerdos que quedaron fundidos, en algún minuto voy a tener que entrar a ver si puedo rescatar algo. Trato de buscar el lado positivo de las cosas, que en este caso es que no estaban mis hijas en el lugar. Imagínate, mi mujer hubiera salido fácilmente, pero podrían haber estado las niñas de año y medio y la otra de cuatro, es terrible pensarlo», comenta a El Gráfico Chile, todavía afectado por lo ocurrido.

Todo ocurrió rápidamente. Así como su moto respondía al coronarse campeón de Chile, además marcando pauta en la historia del continente con su participación en el Mundial de Supercross en el inicio de siglo. Ahora esos momentos corrieron veloces por su mente al recibir el llamado de la tragedia en su departamento en el sector de El Golf, al que acudió y vio el desastre: «Yo miraba esto, bomberos corriendo de lado a lado de mi departamento, lleno de agua, ¡imagínate lo que es llegar a tu casa y ver a estos 10 bomberos en tu casa, todo negro!, me quedé un rato pensando, pero estaba de alguna forma en paz porque tenía la seguridad de que mi familia estaba bien«.

Un cortocircuito por sobrecarga fue la explicación, para Israel solo el desafío de volver a levantarse como tras el accidente que casi terminó con su vida en el Dakar 2014: «Tengo una cualidad, no me victimizo. Ni cuando estuve en la cama del hospital destruido o cuando se me quemó el departamento, no me cae bien esa posición«.

«Siento que soy un gozador de la vida, disfruto los procesos la experiencia, cuando llueve me levanto feliz porque veo la cordillera. No me quejo por lo negativo».

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El retiro y su faceta de empresario

Claudio Israel era un competidor avezado y un conocido en el mundo motor, que viviendo en la parte alta de la capital a principio de los ’90, se dio cuenta de la inexistencia de repuestos de motos y talleres en su sector, ahí se decidió a cubrir este espacio creando un lugar especializado que bautizó como «Comercial Jeremías«. Con un par de mecánicos y mucha ilusión, dedicó sus fuerzas a ayudar a amigos y conocidos a tener el mejor material para competir. Por eso casi 20 años después su hijo quiere tomar la posta familiar.

«Este negocio tiene una importancia mucho más allá de ganar plata, de cualquier cosa comercial, hay un tema de legado, mi misión dentro del negocio va más allá de mejorar los números. El día de mañana cuando alguien quiere comprarse una moto, quiero que llegue a ‘Procircuit’ y pueda vivir una experiencia como a mí me gustaría que me trataran. Es lo que hago y desde mi función hay mucho que hacer, porque en el rubro queda un largo camino a seguir», cuenta decidido desde su nueva posición.

Esta es la nueva vida de Jeremías Israel sin olvidar las motos, la adrenalina, la velocidad, los saltos, los entrenamientos, su «filosofía de vida», ahora entrega en el escritorio lo aprendido en las pistas, sin negar lo difícil que fue dejar la actividad: «Fui papá y mis últimos dos Dakar los viví así. Le tomé más el peso a la vida, antes de eso no tenía problemas en matarme, en los viajes echaba de menos a Sofía (su esposa), a mi familia, pero siempre tenía una motivación a perseguir mi pasión por sobre todo. Pero empiezas a entender y decir… si voy y me mato, ¿qué va a pasar con mi familia?, ahí hubo un cambio«.

Sin acceder nunca a la corbata, de todas maneras sentado en el escritorio y frente a un computador explica como vivió una metamorfosis tan drástica: «Los procesos de cambio son difíciles, me levantaba en la mañana con la pega clara, qué tengo que hacer, cuánto puedo hacer extra para ser mejor. Pero cuando amas lo que haces, el trabajo deja de ser un trabajo. Eso hace la diferencia. No niego que ese proceso fue complejo, me demoré un tiempo en poder terminar de hacerlo«.

«Mi gran escuela ha sido la calle, la vida. Estuve en la universidad, sí, pero el cartón a mí no me suma nada. No te puedes equivocar dos veces».

El Dakar y su retiro tras romper con Honda

«Es bastante menos glamorosa ahora», dice acerca de su nueva vida. Lo hace bajando de una scooter que poco tiene que ver con esa 450cc que nos acostumbró a mostrar maniobrando a más de 180 kilómetros por hora, cuando dejó en claro su talento en el Rally Dakar por tres años consecutivos entre 2013 y 2015.

Tiempos de gloria donde entusiasmó a todo Chile con su buen nivel y que al ver sus cosas literalmente derretidas por las llamas del incendio valora aún más en la memoria: «Esos Dakar no se van a olvidar nunca. Son experiencias de vida, el ganar o perder estaba cuando competía en Motocross o en el enduro, en el rally es diferente«, señala.

Cuando Jere se para del asiento y mira los cascos que ocupó en la competición rápidamente se pone a recordar: «El primer Dakar fue una tremenda experiencia hasta que falló la moto y me remolcaron, me penalizaron, pero de todas formas fue maravilloso», dice como una metralleta.

De su segunda experiencia en 2014 también tiene recuerdos, incluso de la emoción que generó su tercer lugar parcial conduciendo una Speedbrain y abriendo las esperanzas entre los aficionados nacionales: «En el segundo tuve ese accidente, estaba tercero y no puedo decir que fue un mal Dakar. Salvé mi vida, imaginarse que pude haber terminado muerto ese día es otra cosa, por eso me quedo con todo lo bueno de esas etapas».

Israel en pleno Dakar (FRANCK FIFE/AFP)

«El tercero fui con HRC y fue duro, tuve grandes experiencias como tener que remolcar a (Joan) Barreda 600 kilómetros. Para mí son experiencias, todo lo que se aprende de hacer eso», comenta antes de contar su salida de la gran marca japonesa y que devino en su retiro formal de la competencia madre del motocross mundial.

Tenía todo listo para correr el Dakar 2016, sin embargo Honda decidió despedirlo, acusándolo de violar el contrato de derechos de imagen al tener el auspicio de Great Wall, una marca de autos, maniobra que el chileno nunca entendió y a la distancia desata su rabia: «El equipo HRC tuvo este tema, temas políticos y tras esto le terminaron pegando al ‘sudaca’ que era al más fácil pegarle. Además, tras echarme intentaron tomarme de vuelta, me tocaron el orgullo, me sacrifiqué por ellos después de que me habían mariconeado«.

Israel tomó medidas y con sus abogados fue directamente a tratar el tema: «Fui al Dakar, me senté en la mesa con el presidente del equipo, el jefe del equipo… los dos no fueron derechos. He trabajado toda mi vida dispuesto a romperme los huesos, matarme, remolcar a mi compañero 600 kilómetros. Para lo que no estoy preparado es para que llegue un señor desde Japón y mandé una carta diciendo que cometí un error que no cometí y amenazando con una demanda», señala con la molestia que persiste pese a la distancia.

El Jere sigue firme, siempre con las motos, pero ahora sin ensuciarse mucho…

Su próxima aparición será en el Masters of Dirt, el evento de freestyle de motos que se llevará a cabo en el Movistar Arena el próximo 11 de noviembre.

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