Lanús demostró el martes con su increíble remontada ante River Plate para avanzar a la final de la Copa Libertadores que en el fútbol todo es posible. Con ese ejemplo, Barcelona de Guayaquil salió a Brasil a enfrentar la semifinal vuelta ante Gremio con la ilusión de remontar el 3 a 0 que les habían propinado en Ecuador.
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La fe en dar vuelta la llave fue aún mayor cuando lograron abrir el marcador, luego que Jonathan Álvez marcara en los 33 minutos con un remate en plena área chica. Los brasileños sintieron la tensión que significó el gol de los visitantes y se dedicó a defender la ventaja que habían sacado en Guayaquil, mientras que Barcelona buscó con más garra que buen juego.
Con el tanto de los ecuatorianos, el partido se empezó a trabar y careció de ritmo. Las ocasiones de gol escasearon y pese al nervioso silencio que muchas veces se apoderó del estadio, Barcelona tuvo lejos una remontada que intentó con corazón pero sin ideas de juego claras. Incluso, Gremio tuvo opciones para empatar en el segundo tiempo y ahí se encontraron con el arquero Máximo Banguera, quien hizo los esfuerzos necesarios para mantener el cero y el sueño de repetir una hazaña como la de Lanús.
La ilusión del equipo de Guayaquil se empezó a desvanecer con el paso de los minutos y finalmente pagaron muy caro la derrota en condición de local. Así, Gremio logró avanzar a la final de la Libertadores, instancia en la que no estaba desde la que perdió en 2007 ante Boca Juniors.
Ahora, enfrentando a Lanús en la final, el conjunto de Porto Alegre buscará su tercera corona continental, luego de ganar el torneo en 1983 y 1995.
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