Por Diego Espinoza, enviado especial a Concepción
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El arquero de Santiago Wanderers, Gabriel Castellón, se ha transformado en una de las grandes figuras del cuadro de Valparaíso e incluso fue su capitán durante varios meses, con sólo 24 años recién cumplidos.
A diferencia de algunos futbolistas de su generación, el meta caturro no tiene como objetivo partir rápidamente al extranjero, sino que busca trascender en su equipo para quedar entre los grandes del club y así poder entregarles alegrías a todos los trabajadores porteños, a quienes les dedicó el título de la Copa Chile, tras vencer por 3-1 a la U en Concepción.
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Sin embargo, Castellón no sólo está enfocado en Wanderers y en su actuación en la próxima Libertadores, sino también en su matrimonio, fechado para diciembre del año que viene, el cual propuso a su ahora novia en la cancha del estadio Ester Roa, tras el término de la final copera.
Este título es el más importante para ti como profesional hasta el momento. ¿Qué se te vino a la mente al momento del pitazo final?
Todas las cosas que me pasaron y que muchas veces no se saben, y que quizá tampoco es necesario decirlas. Éste es mi segundo título en el club, ya que conseguí uno como juvenil, que tampoco se lograba hace mucho tiempo, así que estoy tratando de lograr, con mis compañeros, ciertos objetivos que sirvan para quedar en la historia de Santiago Wanderers.
¿Este título es para esa gente que trabaja en el puerto, que se levanta temprano para pescar y que vende el pescado en la mañana en Valparaíso?
Esa gente es esencial, había mucha a la que le tocaba trabajar y vino sin problemas a acompañarnos, así que obviamente se lo dedicamos a ellos, por todo el sacrificio que hacen. Por eso nosotros nos sentimos con la obligación gigante de hacer el sacrifico para entregarles un triunfo, porque a veces hay resultados que no se dan y son ellos los que sufren, como también nuestras familias. Llegan muchas críticas, pero nosotros siempre tratamos de dar lo mejor y al final somos todos uno, porque la gente te da un plus distinto en el campo. Sabíamos que si nosotros los alentábamos a ellos, ellos iban a alentar mejor. Entonces, necesitamos su empujón.
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Con este triunfo así contra un grande como la U, ¿cuánto se ilusionan de cara a la Libertadores?
La ilusión por la Copa siempre va a estar, nos fuimos ilusionando de a poco con este torneo. El tema de la Libertadores lo vemos lejano todavía y esperamos tratarlo en enero. Queremos representar de la mejor manera a Chile en un campeonato internacional. Eso sí, ahora nos quedan tres finales, así que debemos enfocarnos en eso.
¿Qué les dice Córdova para sostener un duelo así contra un rival como la U?
Era demasiado difícil, porque había mucha tensión en la previa, así que tratamos de distraernos y hacer jueguitos, para manejar las sensaciones y la ansiedad. El profe nos hizo plantear el partido de muy buena manera y así pudimos aguantar el chaparrón cuando la U se volcó a atacar, sobre todo cuando ya habíamos podido concretar las ocasiones de gol.
¿La gente, los históricos y los dirigentes tenían fe en que ustedes podían ganar la final?
Sí, había harta confianza en nosotros y por eso cargábamos con una responsabilidad muy grande, por la intención de poder darle una alegría a la gente.
¿Y ahora a casarse?
Sí (risas). Es lo que queda, así que una vez que terminen estas tres fechas, hay que empezar a planificar bien cómo va a ser, pero lo más probable es que sea en diciembre del próximo año, por las vacaciones de nosotros los futbolistas.
¿Fue un doble premio entonces? ¿Ganar la Copa Chile y que te den el “sí” para casarte?
Sin duda, porque más que un premio, siento que me gané el Loto con la mujer que tengo al lado.