El ex futbolista argentino Mario Kempes negó haber tapado con sus goles los crímenes de la dictadura en el Mundial de 1978 y aseguró que su único objetivo era que la Albiceleste saliera campeón.
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«Yo dije que mis goles no eran para (el ex dictador Jorge) Videla, sino para la Selección. Nunca jugamos para los militares en el poder«, declaró Kempes, de 63 años, en una entrevista del diario Página 12.
El atacante fue el goleador de la cita en que su selección obtuvo su primer título planetario y que se disputó en plena dictadura (1976-1983), viene de editar «El Matador, mi autobiografía», en la que asegura que no fue la intención de los jugadores que «el deporte tapara lo que se estaba viviendo» en el país, al subrayar que «no teníamos ni idea de la gravedad de lo que estaba pasando«.
Ahora lamenta que la gloria deportiva se haya manchado con el trasfondo del régimen dictatorial, que dejó 30.000 desaparecidos en Argentina, según los organismos humanitarios.
«Esto manchó nuestro buen hacer. Es una mochila que cargaremos toda la vida. Pero después de llevarla 40 años, creo que ya fue suficiente«, dijo.
Kempes desmiente la acción militar
Kempes, que en aquellos años jugaba en el Valencia de España, insistió en que «lo que hacíamos dentro de la cancha no era para que los militares sacaran pañuelitos y festejaran. Era para que Argentina consiguiera el título de campeón del mundo que nunca había logrado, a pesar de tener muy buenas selecciones y los mejores jugadores«.
Tras lograr el título en 1978, la selección argentina obtuvo su segundo campeonato mundial en México 1986, con el astro Diego Maradona en la cancha.
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Según Kempes, el equipo dirigido por César Luis Menotti no defendía «intereses ni valores que no fueran los del deporte«.
Sobre el polémico 6-0 a Perú que le dio a Argentina el pase a la final del Mundial 1978, el ‘Matador’ rechazó las sospechas sobre la legitimidad del triunfo albiceleste: «el equipo salió con más ganas que las habituales a disputar el partido, ya que tenía la cabeza puesta en estar en la final, queríamos la gloria deportiva«.
«Se dijo que los militares apretaron a los jugadores peruanos en el vestuario en el entretiempo, que se retribuyó el favor de Perú mandándoles barcos con trigo y maíz, pero nunca saltó una prueba, una foto, un testimonio que lo confirmara. Eso es raro«, advirtió.
Para consagrarse campeón, Argentina derrotó en la final a Holanda 3-1, con dos goles de Kempes y uno de Daniel Bertoni. Dick Nanninga descontó.
Centenares de miles de personas salieron a la calle a festejar tras el difícil encuentro, en una explosión de desahogo popular pero sin registrar que muy cerca del estadio Monumental, donde se jugó la final, estaba la ESMA, uno de los más emblemáticos centros de tortura y muerte de la dictadura.