En la galería de los grandes de la historia de la Universidad Católica y con el cariño de la barra Los Cruzados. El año 2016 terminaba de forma espectacular para Mario Salas, que gozaba con ser el primer entrenador en conseguir un bicampeonato en el club y la promesa de demostrar en el campo internacional que su equipo podía reverdecer laureles, volviendo a la Copa Libertadores después de cinco años de ausencia.
PUBLICIDAD
Pese al anuncio de la salida de Nicolás Castillo, el artillero que había revivido el hambre goleadora del equipo, todo era confianza en San Carlos de Apoquindo. El Comandante ponía todas sus fichas en un delantero de largo linaje internacional para superar la repercusión de ese cambio y de paso generar la renovación en el éxito que se espera después de un ciclo de títulos, todo eso con el campeonato de Clausura y la Copa Libertadores como desafíos principales en el inicio de año. Santiago Silva sería el reemplazante ideal y seguramente el socio perfecto para Diego Buonanotte. Nadie sabía que ahí empezaría la debacle.
En el fútbol todo puede cambiar de improviso, tal como le ocurrió a Salas en un nefasto año 2017, que cambió todas esas alegrías por jornadas para el olvido, con derrotas impensadas y pifias en las tribunas, provocando su salida que desnuda una serie de errores que detallamos a continuación:
Los cambios de esquema y no poder renovar su libreto: Católica supo ser bicampeón con actuaciones para recordar y un estilo de juego definido, que podía agregar un par de atacantes en situaciones de riesgo, siempre contando con buena posesión y una dosis goleadora envidiable. No por nada fue el equipo con más goles en ambos torneos donde consiguió el título.
Con equipos rivales que ya conocían la idea, la tarea era buscar nuevas alternativas para poder sorprender y el plan B nunca apareció. Los tres delanteros, ya no generaron variantes y la extrema posesión llegó a aburrir, más si no se concretaba en nada. La UC partió perdiendo varios partidos en el Clausura y no reaccionó. En el Transición el inicio malo se extendió todo el campeonato dejando una de las peores campañas de la historia.
Incluso, el equipo dejó de creer en sus ideas y la improvisación se adueño del esquema, imperdonable.
Tuvo plena confianza en los reemplazos y los «aguantó» hasta el último momento: El caso de Santiago Silva es el más llamativo pero no el único. Con un currículum a la altura pero con 36 años sobre las espaldas era una incógnita y pese al esfuerzo los goles no salieron. En un inicio el respaldo fue un aliciente para el jugador que tuvo buenas actuaciones en la Libertadores, aunque las anotaciones seguían sin aparecer. Pese a la presión de la gente, en el Transición no lo sacó, hasta que una expulsión le hizo el trabajo.
PUBLICIDAD
Además pesaron las lesiones, el ataque titular de la UC para el último campeonato era con Buonanotte, Vargas, Fuenzalida y Silva, todos fallaron en varias ocasiones y sus reemplazos Espinosa, Vallejos, Córdero y Llanos nunca rindieron a la altura.
¿Qué pasó con las estrellas de las cadetes?: Jaime Carreño deleitó a los hinchas cruzados con su pachorra y buen fútbol que demostró levantando la copa de campeón. Sin embargo, para Mario Salas el jugador tenía que madurar y debía hacerlo lejos de San Carlos. Partió a Everton y dejó un hueco que no se pudo llenar en el mediocampo cruzado. Misma situación que ocurrió con otro de los regalones de los fanáticos, Carlos Lobos, que pese a tener minutos al principio de año, después no tuvo la continuidad para consagrarse, dejando el espacio para Luciano Aued que ni si quiera pudo lograr ser el relevo de un Enzo Kalinski que partió a México.
El Pájaro se llevó los goles: A nadie le cayó muy bien la salida de Roberto Gutiérrez rumbo a Palestino. Allá en La Cisterna el Pájaro se lució anotando semana tras semana, mientras en la precordillera los goles no aparecían. El ídolo cruzado quería seguir en la Franja pero Salas dio prioridad a otros jugadores y la apuesta no le resultó.
Los Cruzados y la exigencia internacional: Al hincha cruzado le gusta el buen fútbol, pero también le gusta estar peleando arriba siempre y en las competencias internacionales. La eliminación de la Copa Libertadores con una segunda ronda de la fase de grupos deficiente fue un fuerte golpe. Peor aún fue cuando el pozo profundo en que se cayó en el Transición definió que no estará ni el principal torneo continental, ni en la Copa Sudamericana.