Como si hubiese estado escrita en un buen guión. La noche en que San Carlos de Apoquindo le dijo adiós al director técnico Mario Salas estuvo cargada de elementos que le dieron un sustento especial a una jornada que para los Cruzados no tenía mayor relevancia deportiva. La emotividad se tomó el ambiente y el propio Comandante terminó al borde de las lágrimas.
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Claro, el mismo Junco implacable que en la derrota 2-0 ante San Luis del 4 de noviembre pasado se despidió altivo y con el puño en alto ante una barra que coreaba cantos en su contra, ayer lunes en el triunfo 4-1 sobre Palestino concluyó su jornada visiblemente emocionado. Y no por la actitud de la hinchada a la que Cruzados llamó a homenajear al DT, sino por un gesto en específico de su hijo Raymundo.
El veinteañero hijo del Comandante, como fue la tónica durante el proceso del viñamarino en Las Condes, se ubicó en la parte baja de la tribuna Sergio Livingstone para brindarle de cerca apoyo a su padre. Desde ahí, exhibió con oegullo un cartel con la siguiente frase: «¡Hasta la victoria siempre Mario!».
Cuando terminó el encuentro, Mario Salas actuó igual que en el resto de sus partidos: casi de forma inmediata con el pitazo final enfiló hacia el túnel rumbo a camarines. Nada especial. Ni de él, ni de Cruzados ni de la hinchada. Pero Raymundo quebró ese esquema abriendo su cartel y posando con hidalguía para las cámaras.
El hijo de Mario Salas y su cartel para la despedida de su padre de San Carlos de Apoquindo #LosCruzados @ElGraficoChile pic.twitter.com/ThNiqyUMGW
— Serey (@sereycorrea) December 5, 2017
Opacado por Costanzo
El protagonismo de la noche lo tomó Franco Costanzo. El arquero argentino que durante su estadía en la UC fue recurrentemente el suplente de Cristopher Toselli fue ovacionado por la hinchada, recibió en cancha el cariño de sus compañeros y rivales tras anunciar que se retiraba y disputando sus últimos 45 minutos, los que alcanzó a jugar ante Palestino antes de salir lesionado. Para el DT bicampeón no hubo mucho, ni cánticos, ni dedicatoria de goles.
Pero lo de su hijo fue suficiente. «Raymundo con su calidad humana tiene ese gesto. Ojalá a todos nos acompañaran los hijos de su edad, 20 años, con un gesto así. Es un gran amigo, una gran persona que me llena de ilusión. En mis momentos difíciles he sentido su apoyo, ha sido un pilar fundamental«, expresó el Comandante con los ojos vidriosos cuando se le consultó por el homenaje que le brindó su hijo.
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La correspondiente conferencia de prensa post partido fue distinta. Mientras desde el camarín se escuchaban los aplausos para Costanzo, Salas derechamente emocionado mostró una faceta sensible y por lo mismo destacó que «hay cosas que solamente sabe y comprende mi familia. No tengo palabras de rencor con nadie«.
Ante la inexistencia de alguna dedicatoria en particular por parte de la fanaticada hacia su figura en su último partido, Salas dijo que «me parece una actitud coherente de la gente. Me quedo con la actitud que tuvieron hacia los jugadores, más allá de la que tuvieron conmigo».
Terminadas las declaraciones, el estratega volvió a camarines a retirar sus pertenencias. Fue el último en retirarse de los vestuarios entre cuerpo técnico y jugadores, por lo mismo a esa hora ya quedaba poca gente en el túnel rumbo a los estacionamientos. Pero había un grupo pequeño liderado por Raymundo que fielmente escoltó la última salida de Mario Salas como DT de la UC.