Y tanto estiró el elástico Cruzados, que terminó por romperse. Como se ha repetido varias veces en este espacio, después del año más exitoso de sus 80 de existencia, la UC tenía una oportunidad histórica de dar un salto de calidad para afirmarse como un equipo de “preeminencia” dentro del fútbol nacional, como lo dijo su propio presidente a este medio a fines del 2016, pero la mezquindad terminó por devolverlo a su realidad: ser de segunda línea, detrás de Colo Colo y la U.
PUBLICIDAD
Luego de su temporada más laureada, vino una de las peores, y eso sólo se explica por no saber manejarse en el éxito, por pensar que la tarea estaba cumplida y que el crédito daba para rato. Con un plantel con un alto porcentaje de jugadores de la casa, era el momento de hacerle un par de inserciones clave para potenciarlo, pero, en vez de eso, se dejó ir a la mitad del cuadro bicampeón y los resultados están a la vista.
Para mí, Mario Salas es uno de los técnicos chilenos de mayor potencial, pero todavía le falta harto por madurar. Uno de los aspectos a mejorar es su tozudez, el insistir en causas perdidas, como poner a Silva aunque el Pájaro estuviera más fino, más allá del sacrificio del uruguayo, o a Cordero de lateral izquierdo, cuando defendiendo es un pasadizo.
Sin embargo, lo que más debe trabajar el Comandante de cara a un próximo desafío laboral es la relación con sus superiores. Aunque su lealtad es admirable, no puede permitir que le desarmen lo que con tanto esfuerzo logró construir, porque al final le pasa la cuenta.
Recordemos: mientras Blanco y Negro traía a Valdivia y Azul Azul a Pinilla, Católica dejaba ir a Noir, Kalinski, Maripán y Parot, sin contar la partida de Castillo a principios del 2017. Una clara declaración de intenciones: con poco queremos conseguir mucho.
¿Por qué vuelvo a reiterar todo esto ahora? Porque lo más probable es que la concesionaria cruzada apueste otra vez por un DT “barato”, con el pretexto de que es un “formador”. No obstante, si no se invierte en la materia prima, los futbolistas, habrá escaso margen para pelear en serio.
Las excusas para nuevamente no poner plata vendrán por el lado de que no hay competencia internacional en el 2018 o que se le pretende dar tiraje a la chimenea, pero ha quedado claro que cuando era el instante de sentar las bases para un futuro próspero, no se la pudieron. A volver a remar desde abajo con otro entrenador de proyección, cuando en San Carlos podrían estar ilusionándose con ir a buscar la Libertadores.
Ni para la Sudamericana les alcanzó, pero el hilo siempre se corta por lo más delgado.