Opinión

Columna: Lo que sería Rueda para el camino de Chile

“Para decirlo en términos coloquiales: nos quitarían una joya”, señala el director de Publimetro Colombia Alejandro Pino Calad.

Por Alejandro Pino Calad, Director de Publimetro Colombia, panelista de FOX Sports Radio Colombia y FOX Gol Colombia

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En Colombia no sorprende que el nombre de Reinaldo Rueda esté sonando tan fuertemente para asumir el mando de la selección chilena, pero sí hay cierta preocupación pues, para muchos, incluyendo quien firma esta columna, era el sucesor lógico de Néstor Pékerman al frente del combinado nacional tras Rusia 2018.

Para decirlo en términos coloquiales: nos quitarían una joya; una que no sólo te garantiza trabajo y equipos disciplinados tácticamente (sus Honduras y Ecuador lo fueron) y que ofrecen espectáculo (Atlético Nacional y por momentos la selección Colombia son la prueba), sino que Chile le ganaría a Colombia un mánager de divisiones inferiores como pocos, alguien que ha demostrado en tres países diferentes que sabe cómo recuperar las bases y construir procesos que hagan renacer a una institución o, en este caso, una Selección. Porque, con todo respeto, Chile tiene una generación dorada, eso no se discute, pero en el resto del continente todos nos preguntamos si hay con qué reemplazarla. Y si la idea de Chile es comenzar esa renovación, Rueda es el hombre. Reinaldo te encuentra agua en desiertos.

Rueda ha sido el entrenador más exitoso de las selecciones juveniles de Colombia, con tres clasificaciones a Mundiales Sub-20 y un histórico tercer lugar en Emiratos Árabes 2003. Siendo técnico de la juvenil recibió el clavo ardiente de una selección Colombia que en 2004 había despedido a Francisco Maturana tras un pésimo arranque de las Eliminatorias a Alemania 2006.

El reto era enorme para Reinaldo, un tipo modesto, humilde y buena persona que en ese momento había tenido poca experiencia en clubes profesionales y que se había especializado en descubrir jugadores: Maturana se fue de la selección Colombia con un solo punto en cuatro partidos de la Eliminatoria y el final de una generación; Rueda llegó a apagar el incendio, acercó juveniles de sus exitosos procesos y de entrada, logró dos resultados interesantes: cuarto lugar en la Copa América de Perú 2004 y semifinales de la Copa de Oro de Concacaf en 2005. Pero el reto era la eliminatoria.

En ella hizo una campaña tan buena que si Maturana hubiese logrado sólo un punto más en su desastroso arranque, Colombia habría alcanzado el repechaje. Pero no fue así, fuimos sextos, a pesar de un buen juego -y en buena medida por el 1-1 que sacó Chile en Barranquilla- y la Federación, que lo había nombrado de forma interina toda vez que era el encargado de las juveniles, decidió hacer populismo y licenciarlo, culpándolo injustamente del fracaso.

Ése fue el primer lunar que mostró Rueda en su creciente carrera: el buen tipo se comportó como un empleado sumiso y nunca mostró rebeldía (algunos diríamos que no mostró orgullo) para señalar a una dirigencia que lo manoseó. Sin embargo, a partir de ese golpe –y tal vez precisamente gracias a él- la carrera de Rueda no dejó de ascender.

Pino habló de Rueda

En 2007 llegó a Honduras, una selección menor que le apostó a su buen manejo de camerino y su trabajo general con las bases, y no sólo se dio el lujo de clasificarla directamente a Sudáfrica 2010, un hito para un equipo que sólo había ido a España 82, sino que comandó la renovación generacional de un equipo sub-23 que clasificó a los Olímpicos de 2012 bajo la dirección de su asistente Alexis Mendoza y que en Londres eliminó a España y llegó a cuartos de final.

Esto le abrió las puertas de Ecuador, en donde, en un comienzo, tuvo todo en contra: el fin de una generación dorada, la animadversión de la prensa y el pésimo debut en la Copa América 2011, en la que fue último de su grupo perdiendo con Venezuela. Sin embargo, ahí mostró que el carácter, lo que años atrás se le había criticado en Colombia, se había forjado: apretó clavijas, pensionó algunas figuras, cerró las puertas a la prensa y tuvo una tremenda eliminatoria a Brasil 2014 con resultados memorables, como el 3-1 a Chile o el 1-1 en Uruguay (al que además venció en Quito) que le permitieron clasificar directamente al Mundial, en donde un empate con Francia en la última jornada de la fase de grupos le impidió avanzar a octavos de final.

En 2015 llegó a Nacional, un gigante en Colombia que no había logrado volver a coronarse en el continente, y aprovechando la base existente y potenciando jugadores de las inferiores, lo volvió a sacar campeón de Libertadores y lo llevó a la final de Sudamericana que no jugó frente a Chapecoense por la tragedia.

Ese es Rueda, un muy buen técnico experto en transiciones generacionales y en generar estructuras para divisiones menores. Si nos lo ganan, que todo parece indicar que sí, estarían dando un paso firme para asegurar el futuro del fútbol de Chile por muchos años.

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