Las peleas en las familias son irremediables, quiebres que duelen y que atormentan a los seres queridos. Así se ha llevado desde hace un tiempo la “familia del tenis”, grupo pequeño que no ha podido salir a flote desde la escandalosa administración del ex presidente José Hinzpeter, con desfalco financiero incluido. Pero siempre hay un oasis en el desierto, y tiene nombre y apellidos: Nicolás Jarry Fillol.
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El Príncipe coronó un año sencillamente espectacular. Empezó la temporada por allá en el puesto 303º de la ATP y se metió entre los primeros 100 del mundo, hito que el tenis chileno no abrazaba desde hace seis años.
Pero eso no fue todo, porque Jarry también rompió otra marca negra, que decía que los tenistas nacionales no jugaban un cuadro principal de Grand Slams. Y lo hizo por partida doble, ya que jugó Roland Garros (derrota en cuatro reñidos sets contra el ruso Karen Khachanov) y Wimbledon (se inclinó ante el francés Gilles Simon), donde también dijo presente Christian Garín.
El Príncipe tuvo un cierre de año lleno de premiaciones. Participó en la Gala del Comité Olímpico de Chile, del Círculo de Periodistas y en la naciente “Gala del tenis”, en las cuales fue destacado como el mejor jugador del año.
El calendario de Jarry parte ahora luego, a la vuelta de la esquina, porque iniciará el 2018 jugando el ATP de Pune, India; luego se trasladará a Oceanía para jugar un challenger y el Abierto de Australia; tras ello defenderá al país en la Davis y viajará a Quito para ser parte del ATP ecuatoriano.
El enorme salto de calidad que dio el jugador, que es entrenado por el argentino Martín Rodríguez, ilusiona a un país acostumbrado a celebrar gracias al tenis, y el propio Jarry contó su receta del éxito en conversación con El Gráfico Chile.
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Por lejos, fue el mejor año de tu carrera. Empezaste 303 y te metiste Top 100. ¿Qué cambiaste en este 2017 para dar el gran salto?
Lo que cambié fue mi mentalidad. Empecé a pasarlo mejor jugando tenis, disfrutar más de este deporte y estar más preocupado de lo que importa, que es entrenar.
Tuviste grandes victorias en el año, ganaste tus primeros challengers y jugaste Grand Slams. ¿Cuál de todos tus triunfos fue el más importante del año?
Yo creo que fue la final del Challenger de Santiago, por todo lo que se jugaba en el partido (ser campeón en casa, clasificar al Australian Open y meterse Top 100), y pese a ello, pude mantenerme concentrado y ganarle a un buen jugador como Marcelo Arévalo.
Este año fue tu gran despegue, me imagino que te gustaría que Christian Garín y Gonzalo Lama vivan algo similar en el 2018 y tener un equipo de Copa Davis mucho más potente…
Por supuesto que quiero que les vaya bien. No fue un año muy bueno para ellos, hicieron varios cambios y tuvieron lesiones. Sin embargo, les tengo fe en que van a usar esos aprendizajes para el 2018.
Siempre andan dando vueltas las metas de rankings y puntos. ¿Cuál es tu real meta numérica para el 2018?
Es una sola, terminar Top 100.
Hace poco, Horacio de la Peña escribió una columna en nuestro medio sobre la importancia de tener un torneo ATP en el país. ¿Me imagino que tú serías feliz teniendo un certamen de esta envergadura en Chile, sobre todo si lo organiza tu familia?
Tener un torneo así ayuda mucho, no sólo a los tenistas, sino que a todo Chile, para que se motive más con el deporte y el tenis. Además, sería tener asegurada una semana de competencia al mejor nivel que hay en el circuito.
Hablando de la Copa Davis, ¿te gustan las variaciones que se vienen para el 2018? ¿Cuál es la meta para este año? Me imagino que es un gran sueño primero, ganarle a Ecuador y luego, darle pelea a Argentina.
Los cambios van a ayudar a que los jugadores no quedemos tan cansados como quedábamos tras las duras series que se disputaban. Claramente facilitará a que un mayor número de tenistas quieran representar a sus países en la Copa Davis y así, subirá el nivel. Sobre la meta de nosotros, lo primero es ganarle a Ecuador en febrero.
Y la última: tres deseos de Nicolás Jarry para el 2018 (ya sean tenísticos o personales).
Mantenerme Top 100, no lesionarme y jugar los cuatro Grand Slams.