El Gráfico Chile

Luces y sombras del fenómeno de la inmigración en el fútbol chileno

Mientras los equipos buscan conquistar a los “nuevos chilenos” generando su inclusión en los estadios, los mismos migrantes de países como Colombia, Haití, Perú o Venezuela no tienen cabida en las competencias de la ANFP y ANFA. Historias de sacrificio y discriminación que hacen que la cancha esté nuevamente inclinada contra las aspiraciones de los más débiles.

Chile está cambiando y se respira en las calles. Está variando de ritmo, pasando de la cadencia de la caminata con la mirada fija en el suelo a los pasos de salsa en cada jugo tropical que se compra en la esquina, trenza al viento y risa desatada de por medio. Incorporando nuevos colores a los acostumbrados, una oportunidad para abrir mentes, derrumbar barreras y crecer como país.

La corriente migratoria del Siglo XXI se puede palpar de manifiesto en las ciudades de Chile con miles de personas venidas de Colombia, Haití, Venezuela, República Dominicana, Perú, entre otros lugares del continente, y el fútbol como depositario de la pasión nacional, también se ha empapado de esta nueva convivencia asumiéndola como un desafío que va más allá de una cosa económica.

En la actividad pelotera no han hecho caso omiso de esta oportunidad de crecimiento. A su manera, los clubes ya trabajan en la inclusión. Un ejemplo claro es el de Quillota, donde la población tuvo un radical cambio el último lustro y su equipo, San Luis, aprovechó esto para incorporar nuevos hinchas: «Hemos querido tratar el tema de la inclusión de los extranjeros. La ciudad ha recibido una cantidad gigantesca de inmigrantes y como club tenemos un rol social en la comuna, hemos tratado de darle fuerte a ese papel en la comuna», cuenta Camilo Campbell, Sub Gerente de Finanzas y Administración en el club de la Quinta Región.

Los Canarios han realizado variadas actividades este 2017 en este sentido, atacando directamente a las precarias formas de vida que tienen algunos de estos inmigrantes. Crearon un comedor solidario con voluntarios, asumiendo el rol social que tiene el club, e incorporaron un funcionario haitiano a los trabajadores en su Complejo Deportivo ubicado en el sector San Isidro para que se relacione con la comunidad.

«Regalamos entradas para que tengan acceso a los estadios. La idea es captar estos nuevos socios e hinchas, que estos nuevos chilenos sean parte de nuestros clubes que representan a nuestras comunas y se identifiquen. Llegan sin nada, por eso esta actitud es para hacerlos parte nuestra cultura», dice denotando las ganas de aportar a la inclusión, pero sin olvidar el negocio detrás de una Sociedad Anónima Deportiva, como se manejan en estos tiempos los clubes.

Esa mezcla de buenas intenciones y de aprovechar la circunstancia económica se repite en varios clubes de Primera División, así como en las divisiones más bajas del profesionalismo. San Marcos de Arica, Deportes La Serena, Deportes Antofagasta, Santiago Wanderers y Unión Española, entre otros, otorgan beneficios para que los inmigrantes se acerquen a las tribunas y gocen la pasión del fútbol cerca de sus hogares.

Carolina Carvajal de la Agrupación Valparaíso Sin Fronteras, también es testigo de este cambio cultural y relata como en Wanderers ya se vive una verdadera hinchada haitiana. En el estadio Elías Figueroa un puñado de hinchas del país caribeño deliran con los goles Caturros, festejan felices cada jugada y se entremlezcan con los hinchas tradicionales, que no trepidan en unirse a los gritos cuando se concreta un gol.

O’Higgins también agarró esta posta y según el Gerente Deportivo, Pablo Hoffmann, creen que el tema no es un problema, más bien es una oportunidad: «Nuestra región es eminentemente agrícola, con escasa mano de obra. La llegada de los inmigrantes, que han sido muchos, impactó, pero ese problema se ha ido superando».

Su intención es seguir invitándolos a ser parte de la hinchada Celeste y así colaborar con la integración: «También los hemos querido incorporar al club. Hicimos invitaciones para que vayan a los partidos y queremos replicar esta fórmula cuando los partidos lo permitan. En general en la región ha sido muy acogedora y el club no podía hacerlo de otra manera. El rancagüino está muy contento con que invitemos a los inmigrantes, no ha habido un rechazo, todo lo contrario, acogida. Además vamos a hacer pruebas especiales para ellos, que se suman a una serie de campañas que están prontas a implementarse», cierra el empresario.

Representantes, adolescentes y el peligro para los extranjeros en Chile

Las iniciativas crecen día a día, mezclando las valiosas ganas de una ansiada incorporación con la oportunidad de negocio que entregan los miles de inmigrantes que llegan al año a Chile. Aunque detrás de estas buenas prácticas existe una realidad subterfugia que afecta a los extranjeros en Chile.

Las exigencias de la llamada segunda etapa de la migración en Chile pone variados desafíos que tiene el Estado de cara a la próxima década, donde se estima habrá un millón de extranjeros viviendo en Chile según proyecciones realizadas por el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM).

El Centro Especializado de Extranjeros del Registro Civil, de calle Huérfanos, está repleto de personas tratando de regularizar su situación migratoria, mientras a lo largo del país miles de nuevos chilenos enfrentan el desengaño: llegaron al país pensando en encontrar el bienestar rápidamente y el choque con la realidad para los que no tienen papeles es fuerte.

En el fútbol se manifiesta de forma clara, en especial en los jóvenes, que protagonizan este momento histórico. Son chicos que siguen a sus padres que están un poco más estabilizados y con mucho talento buscan una oportunidad en la competencia nacional. Así lo cuenta Jorge Rizik, de la ONG Revista Sur, donde han estudiado el tema y asesorado a las promesas que soñaban con jugar en Chile.

«La migración de Colombia está en su segunda etapa, de la reunificación familiar. Muchos padres migraron a Chile y están trayéndose a los hijos y ellos quieren ser futbolistas y no pueden entrar porque ocupan cupos extranjeros. Se pierde mucho talento, por eso se debe flexibilizar la norma, incluso puede servir para la selección chilena. Pasa que sin oportunidades reales, muchos cabros se van a Argentina a buscar la oportunidad, me parece que el reglamento es inflexible», comenta dando a conocer como funciona el sistema de enrolamiento de nuevos talentos internacionales en las divisiones menores tanto en la ANFP y la ANFA.

La ANFP decidió aumentar de siete a diez el cupo de extranjeros en las divisiones inferiores de los clubes a comienzos de 2017 y las palabras de Luis Alberto Ramírez, gerente del Fútbol Joven de la ANFP, al diario El Mercurio confirma sus deseos: «Hay un sentido social en este cambio. Existe una gran presión en los clubes por los niños extranjeros que se quieren integrar».

Sin embargo, lo más preocupante sería una verdadera trata de personas, al existir aprovechamiento por parte de inescrupulosos representantes que engañan a los todavía adolescentes, ilusionados con un futuro en el fútbol profesional, cuando la legislación juega en contra como el mejor de los defensores esperando a un escuálido delantero.

Talentos perdidos de la inmigración

La situación migratoria irregular es el gran problema que enfrentó Luis Torres Mosquera, un joven colombiano que llegó a Chile hace cuatro años con el sueño prometido de poder patear la pelota, disciplina a la que se dedicaba desde pequeño y con la confianza de tener a su hermana en el país y la promesa de representantes de quedar en un equipo, se atrevió.

El sueño, sólo quedó en eso y no fue por falta de talento, o disciplina. Al contrario, el volante demostraba su característica técnica cada vez que los equipos lo ponían a prueba: «Fui a varios clubes a pedir pruebas recién llegado, enfrentando este clima distinto y todo. Siempre hasta la última prueba, pero pasaba que en algunos clubes, como Unión Española, me pidieron los papeles para inscribirme… como no tenía papeles ahí se acababa todo. Era como un sí y un no, para poder jugar, ahí va muriendo todo«, comenta en una entrevista en que se manifiesta su pesar.

Tal como en Santa Laura, en Universidad Católica, Coquimbo Unido y otros clubes ocurrió lo mismo, mientras junto a otros inmigrantes pasaban duros momentos recorriendo el país.

«Los representantes se aprovechan, empiezan a agarrar cabros y los pasean por todo Chile, en muchos equipos de Segunda está lleno de esos jugadores haciendo pruebas y lo hacen en condiciones malas, sin ninguna certeza. Los clubes no se van a casar contigo, sin que tengan el contrato asegurado«, comenta Rizik. Mientras Torres Mosquera, con su testimonio, ratifica el diagnóstico: «Tengo varios amigos que les pasó lo mismo, incluso nos juntamos a jugar para hacer algo en medio de la duda, pero no se puede hacer nada. En Colombia jugaba y me iba bien y quería ver cómo me iba, no se pudo dar ya», dice resignado.

«No se hacen cargo y los dejan así como ‘tú te las arreglas’, y eso sin la situación migratoria al día es imposible. Recuerdo que algunos tenían a ocho colombianos en una pensión que se las cobraban», comenta el representante de esta ONG que nació como un proyecto que busca fortalecer lazos entre ciudadanos de distintas partes del mundo residentes en Chile.

Los niños llegan a Chile con la imagen de que como bicampeón de América tiene una estructura estable pero la cruda realidad los choca de frente y terminan buscando nuevos rumbos. Luis tuvo que adaptarse y hoy a sus 19 años dejó el fútbol de lado para trabajar en una bodega de servicios, con el trago amargo que le trajo la dura experiencia: «Yo me he apartado del todo del fútbol, me dejó algo amargo», dice asumiendo que el sueño ya no tendrá que ser en la cancha.

¿A qué apunta el futuro?

El caso de Einer Camilo Hurtado es distinto. El defensa central, que se ganó un puesto en las divisiones menores de San Marcos de Arica, representa el caso de los afortunados, que con las mismas ganas y quizá el mismo talento, fueron los que tuvieron el privilegio de tener los papeles necesarios para ser aceptados.

Su madre llegó a Chile por una viaje de la empresa en que trabajaba en la ciudad de Buenaventura en Colombia y tras un tiempo visitando el país se enamoró de un trabajador en Calama, la relación prosperó y con la seguridad de un trabajo fijo decidió traer a su hijo regalón. Einer llegó a Chile cargando sus pequeños 10 años y su talento a flor de piel para jugar a la pelota.

«La discriminación se ve, el caso de Rentería en Arica fue claro. Aunque no comparto que Chile sea racista, acá somos clasistas. La pobreza es la mayor discriminación por sobre el color de piel y creo que el fútbol puede ayudar a combatir eso, la apertura puede ayudar a combatir lo que le pasó a la selección con 14 sanciones por cantos xenófobos», señala Jorge Rizik, de la ONG Revista Sur

Su frustración fue grande cuando meses después de instalarse, y pese a su corta edad, ya estaba seleccionado para un campeonato nacional representando a la ciudad y no pudo participar. Sin embargo los trámites iban viento en popa, el tiempo que llevaba su madre en el país lo benefició y poco tiempo después hizo los trámites para que su retoño pudiera caminar por las calles con tranquilidad.

«Todo ocurrió de buena forma, llegue a los 10 años y no fue tan difícil. Aprendí mucho rápidamente e igual se me hizo fácil adaptarme. Nunca he tenido problema de papeles por el hecho de que mi mama llevaba un año más que nosotros viviendo acá», relata mirando con perspectiva su carrera que ya lo tiene alternando con el primer equipo a sus 19 años.

Einer vivió la parte linda del asunto y promete con responder en la cancha, una oportunidad que chicos de su misma edad no pudieron tener pese al talento y la dedicación por su amado fútbol.

Cifras:

  1. 48.000 personas provenientes de Haití llegarían a Chile el próximo año según proyecciones de la PDI.
  2. 477 mil foráneos viven en Chile según cifras del Departamento de Extranjería, lo que representa cerca de un 2,8% de la población total del país. La cifra subió a 600 mil el último año y en 2023 se proyecta alcance el millón de personas.
  3. 25 son las comunas que están postulando para obtener el Sello Migrante, distinción que otorga el Departamento de Extranjería a las municipalidades que declaran “su firme voluntad de ser un territorio libre de discriminación”.

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