Por Gonzalo Pérez Amar, enviado especial a San Juan
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Hace 21 años, en 1997, un joven mecánico italiano comenzaba su camino en el Dakar y lo hacía de la mano de Carlo De Gavardo. Con sólo 23 años, Roberto Boasso tenía la responsabilidad de ser quien dejara día a día la moto del Cóndor de Hualquén como nueva. Al parecer, cumplió con creces y de ahí en más comenzó un largo vínculo con el fallecido piloto y también con Chile.
A más de dos décadas que comenzara su camino en la prueba madre del rally cross country gracias a la oportunidad que tuvo con “Carloco”, ahora Boasso goza de otro estatus y hoy en día es el encargado del desarrollo técnico, algo así como el jefe de los mecánicos, de Honda, equipo en el que hace un año fue team manager y donde ahora ve le toca ver muy de cerca el trabajo del joven Ignacio Cornejo.
El italiano parece estar amarrado con un lazo a los chilenos. Es que, además de trabajar con De Gavardo, también fue mecánico de Francisco Chaleco López en sus tiempos en Aprilia, Bordone-Ferrari y también en KTM, y estuvo a cargo de la moto de Pablo Quintanilla en Husqvarna cuando obtuvo el podio en 2016. Un afable tano que ya tiene corazón nacional.
¿Cómo analizas el trabajo de Ignacio Cornejo en Honda?
Es de una generación joven que sabe trabajar y se sacrifica por los otros pilotos, eso nos gusta. La experiencia en este team le puede abrir muchas puertas para el futuro y esta es una buena vitrina, pero esperemos se quede con nosotros.
¿Podrá seguir los pasos de Carlo y Chaleco?
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Creo que sí, porque este deporte es de sacrificio y él es un chico que trabaja bien, ese es el camino de la nueva generación. Esta oportunidad le dará más profesionalismo.
¿Qué sentiste cuando te enteraste de la muerte de Carlo?
Todavía no puedo creerlo, es raro, él está en mi corazón y nunca lo voy a olvidar. La muerte es sólo una palabra, todavía está en el recuerdo de todos los chilenos, de los italianos, de los españoles, tenía amigos y fans en todo el mundo. La muerte es sólo un nombre, Carlo sigue viviendo y está en el recuerdo de todos.
¿Qué recuerdos tienes de él?
Era una persona que le gustaba el rally, era súper profesional, le gustaba hacer bien las cosas y su vida estaba muy metida en este tema. Él era un loco por esto, porque cuando tienes un objetivo hay que dar el cien por ciento. Él daba un 110%. Era muy bueno, muy altruista, siempre pensaba mucho en mí, en mi familia y en todos los pilotos. Era una buena persona y un gran piloto.
Con Chaleco también eran muy buenos amigos…
Chaleco fue de la nueva generación y tengo grandes recuerdos. Estoy muy feliz por él, tiene su vida y está muy contento.
¿Le recomendarías volver al Dakar?
He hablado con él, pero quiere hacer su vida privada y es una decisión que comprendo, porque esta es una vida de sacrificios, echas de menos a tu familia, y ahora que tiene un bebé es importante que esté con su familia y haga las cosas que antes no podía hacer.
De todos los chilenos con los que trabajaste ¿cuál te daba más trabajo?
Chaleco era un destructor (risas). Siempre llegaba y te decía ‘hoy sólo sufrí una pequeña caída’, pero yo pasaba toda la noche trabajando. Le daba casi miedo decirte que se había caído o chocado, era un gran gastador de repuestos de moto.
Hay que ser fuerte para aguantar las caídas que aguantó Chaleco…
Era fuerte como un león, sufrió muchas caídas. Lo que hacen aquí es realmente peligroso y cuando te caes no es fácil levantarse. Fue muy inteligente al momento de salirse del Dakar, porque tenía contrato y todo, pero cuando sientes que tienes que irte es mejor parar y disfrutar la vida. Hay un tiempo para todo y fue muy inteligente para terminar en el momento justo.