El sábado 13 de enero pasó algo que Pablo Guede no podía creer. En pleno duelo amistoso ante Curicó Unido, en el Monumental, y horas antes de partir a La Serena para realizar la segunda parte de la pretemporada, Octavio Rivero sufrió una lesión en los meniscos de la rodilla izquierda.
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El uruguayo volvía trotando cuando literalmente «se le fue» la pierna, tal como describieron en su momento los que vieron la lesión, y cayó al piso. El ariete fue operado el mismo 13 de enero y días después apareció en la Cuarta Región, donde llevó a cabo el proceso de recuperación junto a sus compañeros.
Durante ese período, donde la dirigencia de Blanco y Negro estaba en la búsqueda de refuerzos, el técnico fue claro y avisó que «no quería un delantero», porque iba a esperar a Rivero, pese a que los médicos le habían indicado que tardaría entre seis y ocho semanas en recuperarse.
Y el tiempo le dio la razón al argentino, pues el atacante se recuperó antes de lo esperado y en un mes ya estaba a su disposición. De hecho, reapareció ante Alianza Lima en la Noche Alba y lo hizo a lo grande, convirtiendo un gol.
El retorno de Rivero le trae una linda complicación a Guede, ya que deberá definir quién será el acompañante de Esteban Paredes en ofensiva. Mientras no estuvo el Uru, Nicolás Orellana fue el elegido y lo hizo de muy buena manera. El canterano mostró personalidad, compañerismo, buen juego y le hizo saber al DT que merece estar entre los titulares.
En más de una oportunidad, Guede alabó las capacidades de Orellana y advirtió que es un jugador que le gusta mucho, pero ahora deberá decidir entre él o Rivero para la titularidad.
Ante Palestino, el joven formado en casa estuvo desde el arranque, pero falló tres ocasiones claras de gol, mientras que el charrúa ingresó en el complemento y asistió a Paredes para el empate parcial en la derrota contra los árabes. Además, mostró movilidad, aunque dejó en evidencia que aún le falta ritmo de competencia.
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Pensando en el debut en la Copa Libertadores ante Atlético Nacional, que será el 27 de febrero, y en el resto del torneo local, el uruguayo corre con ventaja. Su gran cierre de la temporada 2017 y la «complicidad» que tiene con Paredes en ofensiva lo ponen un peldaño más arriba que Orellana.
Una linda disputa entre dos jugadores que han demostrado sus condiciones para ser titulares en los albos.