El Gráfico Chile

Columna de Colo Colo: A levantarse

Una derrota después de cuatro meses, fruto de un error individual y en ningún caso de haber sido sobrepasados por el rival, no parece motivo razonable para tirar todo por la borda.

José Miguel Sanhueza (@albohemio)
Colo-Colo de Todos (@colocolodetodos)

La primera derrota de Colo Colo en casi cuatro meses dejó ciertamente varios motivos para la razonable inquietud. No tanto por el resultado en sí, fruto de un error individual de un Agustín Orión que ha acumulado muchísimos más aciertos que errores con nuestra camiseta –y sería bueno que algunos lo recuerden-, que trajo como consecuencia un 1-2 sin relación alguna con el trámite del partido durante el segundo tiempo. Más bien las inquietudes apuntan al primer tiempo, a las ausencias y a los detalles, esos que nos costaron caro el sábado y en la Copa Libertadores pueden ser fatales como ya lo han sido otras veces en nuestra historia reciente.

Los hinchas que sortearon la barrera del escandaloso precio fijado por la concesionaria de Palestino -¿9 mil pesos una galería y 17 una tribuna para el Torneo Nacional? ¿En serio?-, y quienes observaron el encuentro por televisión, fueron todos testigos de un primer tiempo donde pesaron mucho las ausencias obligadas de Barroso, Opazo y Paredes al comienzo. Un primer tiempo donde Colo Colo se vio en todo momento desacomodado defensivamente y en ataque logró generar ocasiones casi únicamente a través del empuje de Nicolás Orellana, que desafortunadamente no se vio recompensado con el gol. Seguramente consciente de aquello, desde el banco se dispusieron siete cambios posicionales para entrar al segundo lapso, a los que rápidamente se sumaría el ingreso de Octavio Rivero.

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El orden de nuestra defensa sin la presencia de Barroso se vio notoriamente resentido y será quizás el principal aspecto a trabajar de cara al debut continental. Tanto respecto al reemplazo específico de la posición de líbero como todo el resto de movimientos, especialmente la necesaria solidaridad de los laterales-volantes que resultó más bien escasa en el primer tiempo, obligando a la zaga a defender mano a mano constantemente frente a los tres puntas dispuestos por Palestino. También encontrar variantes de generación de juego ante una eventual ausencia de Opazo y un partido poco inspirado tanto de Valdés como de Valdivia –que pueden tenerlos, son humanos-, aunque cabe esperar que este aspecto con Paredes y Rivero en plenitud de condiciones se vea mucho más fortalecido.

Dicho todo lo anterior, corresponde también llamarnos todos un poco a la tranquilidad. Adjetivos tales como «vergüenza», «papelón» y otros similares que llenaron redes sociales y algunos medios de comunicación no corresponden mucho a la realidad de lo ocurrido. Y parecen reflejar también un cierto olvido de enseñanzas claras que nos dejó David Arellano, invitándonos a considerar siempre al contendor como el más temible de los adversarios que se haya presentado y desarrollar el máximo de juego ante él y tener el ánimo completamente preparado para recibir victorias, empates o derrotas». Una derrota después de cuatro meses, fruto de un error individual y en ningún caso de haber sido sobrepasados por el rival, no parece motivo razonable para tirar todo por la borda.

Aun cuando pueda sonar a un cliché, es mejor que estas cosas pasen ahora, cuando hay tiempo para corregir, ajustar, acoplar a los refuerzos y perfeccionar el buen funcionamiento que nos llevó con total justicia a alzar la Copa el semestre pasado. Quedan 27 fechas por delante y una ilusión copera que, pese al traspié del sábado pasado, tiene fundamentos para mantenerse intacta en la medida que exista tranquilidad y trabajo de cara a los próximos desafíos. Vivir esperando el menor desliz para solazarse en el cómodo «te lo dije» es mucho menos edificante e infinitamente mucho menos colocolino que ser esa hinchada capaz de levantar al equipo cuando tropieza, de «hacerlo ganar cuando anda mal» como reza aquel cántico que el mismísimo Marcelo Bielsa aplaudiera en su momento. A seguir remando porque de levantarse está hecha la historia de nuestro Club.

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