El torneo de segunda división de México consolidó a los Cafetaleros de Tapachula como campeón del Clausura azteca, elenco que deberá enfrentarse a los Alejibres de Oaxaca, monarcas del Apertura, para definir el único cupo a la primera división.
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Hasta ahí todo bien. Sin embargo para entender cómo funciona el fútbol mexicano es necesario dejar en claro una insólita situación: Ningunos de los dos clubes podrá jugar en la máxima categoría, sea cual sea el resultado de la final entre Oaxaca y Tapachula.
Sí, insólito ¿la razón? Ambos clubes no cumplen con los requerimientos administrativos y deportivos que exige la Liga MX y la Federación Mexicana de Fútbol.
En el caso de los Alejibres de Oaxaca, su estadio no cumple con los 20 mil asientos que exije la Liga MX, ya que el Instituto Tecnológico de Oaxaca cuenta con un aforo para 14.950 personas.
Por su parte Cafetaleros de Tapachula no sólo no cumple con la capacidad del estadio, que cuenta con una capacidad de 18 mil personas, sino que además no posee la estructura de fuerzas básicas y equipo femenino que exige la federación.
¿La solución? Una de las posibilidades es que la primera división se quede solo con 17 equipos luego del descenso de Lobos BUAP, sin embargo si pagan un “boleto” cercano a los 6 millones de dólares podrían permanecer en la categoría. La otra opción es que Celaya (club de la segunda división) adquiera el pase en la misma cifra, ya que fue el equipo que sumó más puntos en la fase regular de ambos campeonatos.