Antes del inicio del Mundial siempre son candidatos las selecciones con mayor tradición futbolística, pero esta vez, además de eso venían precedidos de grandes resultados. Brasil, Alemania, Francia, España y Argentina llegaron con grandes jugadores a la Copa del Mundo y, a excepción de los transandinos, todos clasificaron sin problemas a Rusia.
Sin embargo, ninguno pudo responder a ese cartel en sus estrenos. El primero en saltar a la cancha fue España, y si bien los hispanos enfrentaban a Portugal en el partido más prometedor de la fase de grupos, empataron 3-3 con un bajo nivel de su arquero David De Gea y con los lusos sin mucho argumento más que un tremendo Cristiano Ronaldo.
Francia, por su parte, si bien pudo derrotar por 2-1 a Australia, dejó mucho que desear de su nivel futbolístico. Los galos jamás pudieron imponer sus términos y los oceánicos los complicaron hasta último minuto. Es más, ganaron gracias a la tecnología.
Los sudamericanos tuvieron realidades más o menos parecidas en partidos donde, en el papel, eran ampliamente superiores. Ambos empataron 1-1 sus respectivos encuentros y mientras Argentina no supo cómo entrarle a la ordenada defensa de Islandia (con penal perdido de Lionel Messi incluído), Brasil pareció no tener ideas para anotarle a Suiza.
El caso de Alemania fue diferente al resto. Los actuales campeones del mundo jugaron un gran partido, pero no lograron convertir debido al gran nivel defensivo de México y en especial del portero Guillermo Ochoa, que sumado a los veloces ataques aztecas, poco pudo hacer para revertir el 1-0.
De esta forma, los cinco grandes candidatos al título no lograron cumplir las expectativas en sus estrenos y habrá que esperar la segunda fecha de la fase de grupo para que aparezcan los favoritos del torneo.