Facundo Quiroga es un privilegiado del fútbol. El ex defensa argentino puede decir que estuvo en los inicios de los dos mejores jugadores de la década, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, quienes se han repartido a medias los últimos 10 Balones de Oro.
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Con su compatriota fue algo fugaz, en el estreno de Leo en la Albiceleste, el 2005. “Tuvimos un amistoso en Hungría, en ese partido debuta y lo expulsan. Después de esa convocatoria no formé más parte de la selección y él siguió su camino. Eso fue lo único que compartí con él, no se debe acordar ni de cómo me llamo”, recuerda el ex zaguero.
Con CR7 fue una relación más duradera. Corría el 2002 y el portugués mostraba sus primeras armas en el Sporting de Lisboa, mientras que el transandino vivía su segundo paso por el club, tras un préstamo al Napoli.
El formado en Newell’s sale al paso del mito que dice que él le cedió su lugar en el equipo al astro luso. “No, jajajá. Jugábamos en posiciones diferentes, yo era central. Lo que pasa es que teníamos un entrenador que a veces me ponía de lateral y me pedía que saliera jugando, y por ahí me sumaba al ataque, pero yo era simplemente un defensor que intentaba darle todas las pelotas a él”, bromea.
«LA PERSISTENCIA DE MEJORAR CADA DÍA ES SU CLAVE»
Como todos los de ese plantel del Sporting, Quiroga notó de inmediato que Cristiano sería un crack. “Desde chico se veía que era un jugador totalmente distinto, muy aplicado en el trabajo, llegaba primero a los entrenamientos y se quedaba hasta después. Tenía una visión clara del objetivo que quería y por algo es lo que es hoy”, repite, como han dicho varios.
Sus deseos de superarse ya anticipaban lo que se vendría, según el argentino: “Siempre tuvo la convicción de aprovechar su talento, no se conformó sólo con eso. He conocido a muchos jugadores que lo tenían, pero no lo aprovecharon, no supieron utilizarlo ni manejarlo. Él sí supo, no se quedó sentado pensando en que podía vivir solamente de eso, lo mejoró continuamente. La persistencia de mejorar cada día es su clave”.
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“Por su forma de jugar, por ciertos movimientos, ya te dabas cuenta de que era diferente. Se veía que iba a explotar”, prosigue. Y explotaron, hasta tenerlo como la estrella indiscutida en lo que va corrido del Mundial.
EL JUGO DE MARACUYÁ DE LA MAMÁ DE CRISTIANO Y LOS TIROS LIBRES DE TELLO
En la plantilla del Sporting de ese entonces había dos chilenos, uno era Pablo Contreras y el otro uno que tenía una pegada prodigiosa. Y no era precisamente Ronaldo.
“Rodrigo Tello pateaba tiros libres como nadie, tenía un pie espectacular. A veces nos quedábamos después del entrenamiento y practicábamos junto a Cristiano”, rememora Quiroga. “Obviamente, ganaban ellos”, agrega.
Si bien no eran amigos, sí había una cercanía con el joven CR7. No iba a su casa, como Patrice Evra en Manchester, quien esta semana contó en una entrevista que no era una buena idea ir a comer al hogar del portugués, porque sólo te daba agua, pollo y ensaladas, aunque sí coincide en la estricta dieta del astro.
“Sí me acuerdo de que su mamá lo mimaba, siempre tomaba un jugo de maracuyá que le daba ella. Era un licuado, seguramente una bebida proteica. Él ya era muy profesional desde chico”, resalta el argentino.
Como argentino, te la pongo difícil: hoy en día, ¿Cristiano o Messi?
Siempre me hago la pregunta de por qué los comparamos. Les debe pasar a ustedes, por ponerte un ejemplo, con Zamorano y Vidal. Acá se compara a Messi con Maradona, pero cada uno tiene sus cualidades. Lo mismo pasa con Cristiano, son totalmente diferentes.
Entonces, define a cada uno en una palabra.
Cristiano es persistencia, Messi es talento.