«¡Pero marcá al jugador, qué hacés alegando!» gritaba uno de los casi cien argentinos en el teatro Cachafaz, punto de reunión de la comunidad argentina en Chile para seguir a su selección. Es que Iván Rakitic estaba solo frente al arco mientras la defensa albiceleste pedía un supuesto fuera de lugar para decretar el definitivo 3-0 de Croacia ante Argentina, desatando la furia de los transandinos.
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Algo completamente distinto a la previa del partido. Banderas, lienzos y hasta un bombo tenían los argentinos que esperaban una victoria de su equipo, luego del empate 1-1 en el debut ante Islandia, por lo que estaban obligados a sumar si es que querían seguir con opciones de llegar a octavos de final del Mundial de Rusia 2018.
«Hoy ganamos 2-0, con un gol de Otamendi de cabeza y el otro de Messi«, decía Iván, bonaerense que desde hace 3 años vive en Santiago, entregándole la responsabilidad a Lionel Messi, al igual que todo el resto de los hinchas que cantaban «que de la mano de Lio Messi, todos la vuelta vamos a dar».
Entre los que cantaban se encontraba Jorge Alis, humorista que hizo de anfintrión en su teatro. «Estoy nervioso, porque juega Argentina y también por las cargadas con Chile, que las encuentro buenas cuando tienen un límite. Yo con un 1-0 me conformo«, decía Alis, una demostración que tampoco veían un partido fácil.
El primer tiempo fue tibio, con llegadas en ambos arcos que ponían de pie a la hinchada, que de vez en cuando cataban «vamos, vamos Argentina, vamos, vamos a ganar», pero que sin duda cuando más se escuchaban es cuando le pedían a Wilfredo Caballero que juegue largo cada vez que recibía la pelota, que los pases cortos los ponen nerviosos. Y algo de razón tenían.
La debacle albiceleste
El entretiempo sirvió para comer alguna empanada e ir por un fernet, pero aún con la preocupación de una Argentina que no lograba complicar a la ordenada defensa balcánica, mientras que cuando eran los croatas los que atacaban, siempre se complicaba el fondo transandino.
Es que cada vez que Caballero salía jugando había una oración para Croacia. Y así fue en el minuto 53, cuando el portero trató de salir con un globito que interceptó Ante Rebic, anotando el primero del partido. «Pero no te creo», decían algunos mientras otros le gritaban al proyector «¡jugá largo boludo!».
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El ánimo solo mejoró cuando en la transmisión oficial anunciaron el ingreso de Paulo Dybala, lejos el más aplaudido por la comunidad argentina en Chile, aunque la joya no pudo hacer mucho. En los 80′ Luka Modric anotaba el segundo y ya comenzaban a abandonar el local algunos hinchas.
Pero la debacle vino en los 90+1′. Mateo Kovacic remataba desde fuera del área y, luego de una atajada de Caballero, Rakitic recibía solo el rebote ante tres defensas argentinos que se quedaban parados pidiendo el fuera de juego, para marcar el tercero desatando la ira de los trasandinos.
«Marcalo, marcalo ¡No te quedés mirando!» gritaba uno de los hinchas, mientras muchos otros tomaban sus cosas para dejar el teatro, es que la obra de Sampaoli no les gustas. «Sampaoli tiene actuar, hacer algo, no se ve su mano en el juego», decía una hincha a la salida.
«¿Querés saber qué siento? Vergüenza es lo que siento. Fuimos campeones del Mundo, éramos una selección que daba miedo, pero ahora nos gana cualquiera», comentaba uno de los barman y destrozaba a Messi: «antes dije que lo cambio por una botella de fernet, ahora con un jugo te lo llevás. Messi es lo peor que le pudo pasar a la Argentina».
La amargura de los campeones del mundo en 1978 y 1986 era evidente. Ahora volverán a juntarse el próximo 26 de junio para el partido ante Nigeria, el cual deben ganar para pasar de ronda, aunque quizá no con el mismo entusiasmo, porque saben que el final está más cerca.