De los tres goles de Colombia en la victoria ante Polonia, quizá el más gritado tanto por los jugadores como por los hinchas cafeteros fue el de su capitán y emblema Radamel Falcao. El delantero marcó el segundo tanto y lo celebró con la emoción de quien deja atrás años de espera.
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Curiosamente, ese tiro cruzado a tres dedos que batió a Wojciech Szczesny fue el primero en mundiales del Tigre, lo que pareciera extraño por su condición de goleador. Pero no lo es, porque en Brasil 2014 no estuvo presente.
En enero de dicho año, jugando en su primer periodo en el Mónaco, sufrió una dura entrada en un partido de la Copa de Francia ante el modesto Chasselay y se rompió el ligamento anterior cruzado de la rodilla izquierda. Cirugía, seis meses de recuperación y adiós al Mundial. Recién volvería a jugar oficialmente el 10 de agosto.
El gol fue festejado no sólo porque concretó la victoria que sería luego más amplia, sino por la importancia del atacante en la escuadra. «Es una de las mayores alegrías que nos dio el partido, porque es un emblema de la selección y del fútbol colombiano», explicó el técnico, José Pekerman.
«Anoté el gol con el que soñaba desde niño. Pero lo importante fue que se logró una victoria bien trabajada, con lucha, con buen fútbol y demostrando que tenemos equipo para hacer más en este mundial», aseguró el nacido en Santa Marta.
