Dicen que Europa es la cuna del fútbol moderno. Sin embargo Sudamérica, es la que pone el talento, la picardía, el sazón de la llamada pasión de multitudes. Y claro, muchos de los futbolistas de este lado del mundo cruzan el Atlántico para ser figuras en sus respectivos equipos del viejo continente e incluso, desplazando a la suplencia a los valores locales.
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Una situación que hace pensar que el dominio futbolístico debería darse en estas latitudes. Pero, los números no mienten: Alemania 2006 era el último Mundial sin representantes de América del Sur, hasta este viernes, cuando Bélgica eliminó a Brasil, ganando por 2 a 1.
En la cita mundialista de hace 12 años atrás, el campeón fue Italia, seguido de Francia, Alemania y Portugal. Precisamente en cuartos de final, se fueron: Brasil, que cayó por la mínima ante los galos y Argentina, que se fue por penales ante los locales.
Y para qué hablar del último representante sudamericano en levantar la Copa del Mundo: Brasil lo hizo en la ya lejana cita planetaria de Corea y Japón 2002, época dorada de Ronaldo y compañía. Han pasado 16 años y para cuando inicie Qatar 2022, serán dos décadas.
El presente de Sudamérica no es el mejor en las Copas del Mundo.