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A cuatro años del 7 a 1 de Alemania a Brasil: Cuando la historia del fútbol se reescribió

Un dia como hoy, durante el Mundial de 2014, los ojos del mundo se situaron en un solo partido por culpa de una goleada histórica en semifinales. El denominado “Mineirazo”.

El 8 de julio de 2014 fue una fecha donde en todo Brasil se fueron a negro. Muchos fanáticos del fútbol, del mundo entero, vieron como se escribía la historia de una manera cruel e imponente: Alemania aplastaba al Scratch, en su propia casa y en semifinales de su mundial, por 7 goles a 1, en una exhibición maciza de cómo se impuso el orden táctico al desorden. La eterna rivalidad entre pragmatismo europeo y la improvisación sudamericana.

Era una especie de reedición de la final de Corea Japón 2002, donde Ronaldo le birló el título a Oliver Kahn. En frente estaba el sueño de ser campeón en tierras brasileñas versus la venganza alemana por esa inédita final de hace 12 años atrás.

La selección dirigida por Joachim Low venía de salir tercero en Sudáfrica 2010, por lo que salir campeón mundial era una obligación para los germánicos, después de 24 años, tras levantar su tricampeonato en Italia 1990. Era complejo el panorama, porque el gigante brasileño iba a ir con todo para llevarse la gloria en su país, después de no quedar entre los cuatro primeros en Alemania 2006 y Sudáfrica.

El día del encuentro, las apuestas eran con cifras similares para ambos equipos: era el choque de dos colosos planetarios, por lo tanto, el pronóstico era más que reservado.

Alemania llegó a la instancia invicto: dos triunfos y un empate en la fase de grupos. En octavos venció a Argelia por 2 a 1 en tiempo suplementario y en cuartos, despachó a Francia por la cuenta mínima, en un partidazo de Manuel Neuer.

Brasil por su parte, llegaba con dudas, pero igualmente se las arregló para estar dentro de la ronda de los cuatro mejores. En primera fase venció a Croacia y Camerún y empató con México. En octavos de final eliminó con muchas dificultades a Chile, a través de los penales. En cuartos, también tuvo problemas para vencer a una corajuda Colombia, por 2 a 1.

Todo era una fiesta, pero…

Casi 60 mil personas llegaron al Estadio Mineirao de Belo Horizonte para el vigésimo encuentro oficial entre ambas selecciones. La historia indicaba una amplia paternidad del Scratch: 12 triunfos, cuatro derrotas y cinco empates. Alemania iba con su escuadra titularísima y Brasil sufría la baja de Thiago Silva, por acumulación de tarjetas amarillas y Neymar por lesión.

El encuentro comenzó con dominio brasileño, durante los primeros 7 minutos, pero los alemanes poco a poco comenzaron a equiparar la acciones y a los 10′ dieron la primera estocada: saque lateral de Toni Kroos, la defensa no pudo despejar y Thomas Müller anotó la primera cifra.

Trece minutos más tarde, el dominio teutón se hizo sentir nuevamente: a los 23′ el histórico Miroslav Klose anotó el segundo y sumó su anotación 16º en la historia de los mundiales, superando a Ronaldo.

Y de ahí en más, aparecieron los imparables panzers alemanes: Toni Kroos en dos ocasiones (24′ y 26′) y Sami Khedira (29′), silenciaron y posteriormente hicieron llorar a todo Brasil. Fin del primer tiempo y los germanos ya ganaban por 5 a 0, en un resultado que no estaba en los cálculos de nadie y que tenían vueltas locas a las salas de redacción de los medios de prensa.

El segundo tiempo casi estuvo de más

Para la segunda mitad, la Verdeamarelha asumió que dar vuelta el marcador era una quimera, por lo que la idea era retirarse de una forma menos indigna. Alemania incluso bajó la intensidad del encuentro, pero así y todo, Brasil era un ente sin destino. Y así cayeron dos goles más: André Schürrle, a los 69′ y 79′, dejó el guarismo en un expresivo 7 a 0.

Finalmente Oscar, en el último minuto, anotó el gol del honor para el Scratch.

Alemania con mucha mesura celebró dentro de la cancha, mientras que Brasil lloró amargamente una derrota histórica, dura y humillante. Tan así, que nunca se pudo recuperar: en el siguiente partido por la definición del tercer lugar, cayó 3 a 0 ante Holanda.

Y los tricampeones, llegaron a la finalísima nuevamente contra Argentina y la historia es conocida: se transformaron en tetracampeones mundiales, gracias a la solitaria anotación de Mario Götze.

Digno de película esta recordada semifinal, con un guión que antes del partido se le podría haber tildado de «kafkiano», pero que sin embargo, fue la pura y terrible realidad.

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