El día estaba frío y gris, pero la bella casona que alberga la Unión de Franceses de Chile, en la comuna de Las Condes, estaba con grata calefacción. En dos salas, una en el ala sur y la otra en el norte, transmitían el crucial encuentro de Francia y Bélgica, por la semifinal del Mundial de Rusia 2018.
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Sin embargo, parece que lo nublado de afuera contagió un poco al casi centenar de personas que asistieron al recinto de calle San Crescente. El clima era muy flemático, casi inglés: muy correcto, muy educado y poca pasión sudamericana, de esa que se ve mucho por este lado del mundo y también de este país que acoge a una numerosa colonia francesa.
La hora de los himnos, fue cantada por gran parte de los franceses. La popular «Marsellesa» fue entonada con manos en el corazón, pero esa pasión inicial, se fue disolviendo a medida que avanzaba el encuentro y unos pocos, seguían el partido de una manera personal, con reclamos, gestos y ojos medios desorbitados, como buen hincha mundialero.
Incluso, durante el entretiempo, un ciudadano galo preguntó el por qué había algunos medios de prensa apostados en el lugar. Dijo que le parecía insólito, tal como una pregunta que realizó: «¿Qué pasa si gana Francia?». Y eso que andaba con una camiseta de su seleccionado.
En el segundo tiempo, algunos rostros se volvieron adustos porque la tensión aumentaba. El gol de Samuel Umtiti fue muy celebrado por algunos segundos: algunos con gritos de emoción, otros casi aplaudiendo por cortesía, como si estuvieran jugando un partido amistoso que no define nada.
Los últimos minutos del partido encendieron en algo el ambiente. No era menor, pues está próximo a cumplirse los veinte años de la primera Copa del Mundo obtenida por Francia en 1998 y a 12 años, de su última final en Alemania 2006.
Clasificación sellada de «Les Blues» ante Bélgica y algunos celebraron como hinchas, con brazos en alto, ojos llorosos y abrazos de emoción. Otros sonrieron y se retiraron del recinto. Después de cinco minutos, reinaba un clima de absoluta calma tras pasar a una final mundial. ¿Educación?; ¿Diferencia cultural?; ¿Mesura?… quien sabe. Lo claro, es que si Chile hubiese pasado a una eventual definición, la jarana sería hasta el día de disputa de la copa.
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Revisa los minutos finales del partido y cómo celebraron los franceses residentes en Chile:
