Julio Bascuñán no ha vivido días nada de tranquilos. En menos de una semana, el árbitro chileno se ha tenido que enfrentar con los incidentes del Superclásico y ahora le tocó suspender el Santos-Independiente, duelo válido de los octavos de final a la vuelta de la Copa Libertadores, por los disturbios de los hinchas brasileños, quienes no escondieron su rabia por el fallo de la Conmebol que le dio el triunfo 3 a 0 por secretaría al Rojo en el partido de ida y que selló la eliminación del Peixe.
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El árbitro, quien el sábado había tenido que lidiar con las bengalas que cayeron a la cancha el Monumental y que, incluso, amenazaron con suspender el encuentro, ahora tuvo que controlar un partido que prometía estar caliente y así fue. A poco de comenzar el encuentro, a los tres minutos, el chileno ya había sufrido con el juego brusco que salieron a proponer los de Santos, pero no se quiso complicar tan pronto y dejó jugar.
Sin embargo, los problemas los tendría sobre el final del encuentro, cuando los hinchas ya estaban resignados con la eliminación y comenzaron a provocar disturbios en el Pacaembú. Primero intentaron botar las rejas para invadir la cancha, luego las separaciones de las gradas y se descontrolaron lanzando bengalas a la cancha para protestar por la decisión que tomó la Conmebol y que les costó quedar fuera de la Libertadores.
Con la situación fuera de control, la policía tuvo que intervenir para calmar los ánimos y fue ahí cuando Julio Bascuñán tomó la determinación de suspender el encuentro por falta de garantías. Días difíciles para el árbitro chileno, que, pese a sufrir sobre el final con los inconvenientes, llevó bien el partido, tal como Roberto Tobar en la llave de Atlético Nacional y Atlético Tucumán, donde también existió mucho roce por la victoria 1 a 0 que conseguían los colombianos y que los dejó a un solo gol de la clasificación.