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Más reñida, más intensa y más “chilena”: El encantador mundo paralelo de la Primera B

En un par de semanas, un equipo que peligraba con el descenso puede pasar a soñar con el ascenso a la división de honor, como Wanderers. Destacados exponentes de la categoría de plata destacan lo física que es y el atractivo geográfico que tiene.

La Primera B, el ascenso, los “potreros” o como quiera llamarle. La división que nadie quiere jugar, pero que innegablemente tiene algo que la hace única. En tardes y noches de fin de semana donde la transmisión televisiva siempre llega tarde, mal y nunca, la «B» aún conserva ese aroma del fútbol en su estado más puro. Un romanticismo a prueba de todo. Una magia inagotable.

Basta con mirar la tabla de posiciones para darse cuenta de que el campeonato es un polvorín. Un día un equipo puede estar arriba y al otro fin de semana estar peleando los puestos de abajo. Un ejemplo es Santiago Wanderers, que pasó del descalabro a ilusionarse con la liguilla, tras enrolar cinco victorias consecutivas.

“Fin de semana a fin de semana pasan cosas, el último le gana al primero, hay una liguilla de por medio y abajo todos están a cinco o cuatro puntos”, indica Francisco Alarcón, volante del elenco porteño.

Isco (como ha sido apodado el mediocampista en Valparaíso) expone un argumento que genera consenso en la división: “La intensidad de la Primera B es mucho más que la de la Primera División, acá se juega menos táctico, pero físicamente es más fuerte. La tabla se va modificando y todos los equipos están muy pegados”.

“Jugué siempre en Primera y por eso me tocó un período de adaptación, había una diferencia en cuanto a lo físico, porque en lo táctico no se construye tanto, aquí se juega al error del rival. Los partidos son parejos. Se gana a último minuto o te empatan en los descuentos. Creo que la ‘B’ es una división linda de mirar, es un semillero importante, con gente joven que busca meterse en Primera y también con nombres de mucha experiencia”, agrega el mediocampista caturro.

Sebastián Abreu, con pasos por Puerto Montt, Audax Italiano (en Primera División) y Magallanes, recalca que la Primera B “es atractiva y competitiva porque no existe el equipo grande avasallador, todos le pueden ganar a todos, no tienes a Colo Colo, la U o Católica, que siempre van a estar. En la ‘B’ apuestas al que tiene mejor campaña y puede ser cualquier club”.

Comparando con la «A», el uruguayo sostiene que “la Primera la entiendo como un fútbol en el cual hay una apuesta importante por jugar bien, por la tenencia del balón y por el juego construido desde el fondo, y eso la ha llevado a tener partidos interesantes”.

El encumbrado Deportes Valdivia de Jorge Aravena es un fiel reflejo de lo planteado anteriormente por Abreu. En Los Ríos, el Mortero cree que si bien “no hay una diferenciación importante, en Primera División se ven partidos menos friccionados, con mejor técnica, en cambio, en la ‘B’ son permanentemente una lucha. Aquí cada uno hace lo suyo y mantener una filosofía no es fácil. Si un equipo gana dos partidos se encarama arriba y si los pierde, queda abajo”.

Para el recién llegado técnico de Rangers, Cristián Arán, el factor territorial es el elemento más atractivo de la división de plata. “Es un campeonato complejo, porque la geografía se nota. Los viajes son demasiado largos y tienes todo tipo de climas. En la Primera no hay equipos que jueguen en la altura y en la ‘B’ tienes a dos, y en ese sentido, claro que es más atractivo el ascenso”, afirma el argentino.

“Me parece que la gente tiene una idea equivocada de la Primera B. Antes se jugaba en canchas difíciles, pero hoy en el torneo hay equipos con historia en Primera, con estadios cómodos, donde se puede jugar bien. Quizá por un tema de presupuesto no tendrá jugadores de renombre, pero en estructura, no hay mucha diferencia con la ‘A’”, recalca el ex técnico de O’Higgins.

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