La del sábado en el empate 1-1 ante el Athletic de Bilbao fue otra jornada agridulce para Arturo Vidal, como ha sido la tónica desde que llegó al Barcelona, graficada en el momento en que Messi lo sustituyó: gesto de desaprobación y suspiro profundo en el minuto 55, como pensando “¿por qué otra vez yo?”, antes de resignarse y, con el aplausómetro del Camp Nou muy arriba, premiado tras su mejor actuación desde que arribó, abandonar la cancha con nobleza y actitud deportiva. El chileno, entre los cuatro refuerzos blaugranas -sumado a Lenglet, Arthur y Malcom- más toda la reserva, es el que ha visto acción en más partidos del Barça, ya que en los ocho encuentros oficiales disputados por el equipo catalán, sólo no ingresó en la derrota frente al Leganés. A pesar de esto, sin contabilizar los respectivos tiempos de descuento, el King suma apenas 172 minutos y aún no registra un juego completo.
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El rendimiento de Vidal va en progreso. Ante el equipo de Eduardo Berizzo fue el mejor jugador del primer tiempo. Exhibió un salto de calidad en el aspecto físico, lo que le permitió llegar más a la marca y aportar músculo al mediocampo, además de mantener la buena asociación ofensiva, que ha sido hasta acá su principal aporte. Pero el libreto no lo acompaña. En cinco ocasiones entró cuando su escuadra ya ganaba con comodidad, mientras que las dos veces que fue titular (Girona y Athletic), fue reemplazado cuando el Barcelona iba abajo en el marcador.
El “11” ideal del técnico Ernesto Valverde es Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Alba; Rakitic, Busquets, Coutinho; Dembélé, Messi y Suarez, la alineación que le ha brindado mejores números y momentos. El Rey es hasta aquí el jugador número 12, por lo que el abultado calendario de su conjunto debería conspirar en su favor.
El nacional necesitará mucho temple y perseverar en su entrega. También algo más de suerte, hasta que los resultados coincidan con sus buenas presentaciones. Por su exceso de ímpetu y ganas de ser titular, regularmente se le nota muy ansioso, mientras el sello del Barcelona es hilvanar con paciencia. La posición que ha ocupado el formado en Colo Colo es la de interior derecho y Valverde ya sentenció, tras el empate ante el Girona, que en esa función el estelar es Rakitic, algo difícil de evidenciar, porque el equipo ya ha entrado en fase de rotación. Cuando no es el croata quien cede su puesto, el adiestrador prefiere moverlo a él de lugar antes que a Vidal, ya sea como volante izquierdo (si sale Coutinho) o pivote (si no está Busquets). El crack de la Roja no es, entonces, a ojos de su entrenador, ni el polifuncional que muchos pensamos que sería ni, por ahora, el héroe que levante al Barça en momentos de zozobra, como tanto se infirió al momento de su contratación, antecedida por la humillante última eliminación de los catalanes de la Champions. Contra el Leganés, por ejemplo, los azulgranas perdían por 2-1 en el minuto 53 y, aún teniendo tres cambios a su disposición, el DT no recurrió al chileno.
Aunque se sostiene como líder en España, es muy inusual y casi inmemorable que el Barcelona coseche apenas dos de nueve puntos en la Liga, tal como ocurrió en esta última semana. Los culés están apenas a un mal resultado de que la situación se catalogue de crisis y lo que viene es nada menos que la visita al Tottenham por la Champions, este miércoles. Además, tras el juego ante el Bilbao, por primera vez en toda su gestión, se vio incómodo e irritable a Valverde en una conferencia de prensa.
Las crisis traen oportunidades. Con el Barcelona a la baja y Vidal al alza, el chileno debe insistir en ser parte de la solución y no del problema. El Chapulín Colorado, que mezclaba refranes, podría decirle en este momento: “A río revuelto, Rey puesto”.