«Podemos ser lo mejor o también lo peor, con la misma facilidad». La frase pertenece al grupo argentino Bersuit Vergarabat, la que le viene de perillas al Colo Colo de Héctor Tapia, que vivió un éxtasis copero hace unas semanas y ahora sufre uno de los peores momentos de su historia.
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Es raro hablar de este equipo albo. Nadie los puede «matar» de inmediato, porque rompieron una «mufa» larga en la Copa Libertadores, al llegar a un meritorio cuartos de final, instancia en la que no estaban desde 1997, cuando cayeron en semifinales.
Pero los más críticos dirán que es la segunda vez en la historia que Colo Colo perdió seis partidos seguidos, la otra fue en 1974 y sumó ocho reveses al hilo, es decir, están a dos duelos de ser el peor elenco albo de todos los tiempos, hablando netamente de estadísticas.
Lo que he dicho son simplemente números, datos, fríos como siempre, pero están ahí, para analizarlos, masticarlos, debatirlos. Unos dicen que Colo Colo hizo algo que ningún equipo no podía en instancias internacionales. El otro los destroza.
Sin embargo, en lo subjetivo el equipo de Tapia pierde mucho, porque lamentablemente para él nadie puede decir que su Colo Colo versión 2018 juega bien. Clasificó a octavos de final de la Copa pidiendo la hora en Medellín. Clasificó a los cuartos de final de la Copa pidiendo la hora en Sao Paulo. Quedó fuera de la Copa sin dar pelea en Sao Paulo. O sea, de buen juego, de táctica, de compromiso ofensivo, nada.
El mejor partido del Cacique con el ex delantero en la cancha fue ante Corinthians en la ida de los octavos, con cambio de esquema incluido que resultó a la perfección. Luego de eso nada, en el Campeonato Nacional tampoco, donde mostraron soberbia y pensaban que con la camiseta podían ganar, situación que en el siglo actual ya no se da, porque «cualquiera te puede ganar».
Tapia no le ha dado ningún sello a su equipo, está fuera de la pelea de todo, y si pasa lo que tiene que pasar, pronto estará lejos de Macul.