A primera vista, parece una «asamblea general» de las Naciones Unidas, en un costado del Estadio Nacional. Sus acentos e historias personales son distintas, pero los une la pasión por dos disciplinas deportivas, que esperan potenciar entre los chilenos.
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Y es que el mes de octubre, marca el inicio de las actividades de la Federación Deportiva de Clubes de Béisbol y Sóftbol, organización que reúne a talentos provenientes de Estados Unidos, Cuba, República Dominicana, Venezuela y también los de casa.
Con cuatro años de operaciones, la organización exhibe en su corta vida logros importantísimos: las chiquillas del sóftbol femenino («Andes Warriors») se coronaron campeonas, en dos torneos, en las ciudades argentinas de Mendoza y Río Cuarto. La escuela de talentos infantiles y juveniles crece, sin costo alguno para sus familias, bajo la atenta mirada de entrenadores calificados.
Necesitamos luz para jugar de noche
Mario Fernández es el presidente de las Ligas y tiene una mirada de futuro y optimismo, para que los chilenos y chilenas se enamoren de estas disciplinas. «Estamos abriendo espacios de competitividad y camaradería. Evolucionamos de una primera etapa recreativa, a una organización con personalidad jurídica y de alta competencia, que espera recibir el respaldo de patrocinantes para crecer mucho más. Puedo decir con orgullo que tres talentos de nuestra liga, están becados en los Estados Unidos. Tal es el caso del catcher chileno Diego Mendoza Valdés», comentó para Publimetro el dirigente deportivo.
Cuatro son los clubes que animarán el torneo 2018-2019 de béisbol y otros tantos el de sóftbol. Los de «pelota rápida» son Santiago Industriales, Caimaneros, Hawks y Santiago Miners. Los clubes Caimaneros, Industriales, Águilas y Miners lo harán en el campeonato de la pelota suave o puesta. De momento, los partidos son diurnos y la organización espera que en los tiempos por venir, instalen torres de iluminación para hacer posible los partidos nocturnos y consolidar los calendarios.
Personal técnico calificado, un software para las estadísticas de primera línea y un grupo de peloteros migrantes preparados prometen hacer un «circo» que maraville a los santiaguinos que se acerquen al Estadio Nacional, para disfrutar, conocer e involucrarse en éstas disciplinas.
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Subir la vara mucho más
Carolina Jara es oriunda de Concepción, pero ya desde hace algún tiempo vive en Santiago. Como estudiante de educación física, siempre practicó deportes, pero ahora está enamorada con el sóftbol. «El nivel de la liga ha subido muchísimo, y ahora en Chile tenemos el compromiso de subir nuestro nivel de juego, luego de ser campeonas en dos torneos en Argentina».
Como capitana y catcher, la Caro dice que «una vez que lo conoces al sóftbol, te enganchas. Cuando vamos a dar clínicas en los colegas y las escuelas, las chiquillas se quedan impresionadas. Este año vamos a crecer mucho más». Para la jugadora, el nivel de la Liga ha subido 100% y hay que estar a la altura.
Luego de jugar 18 años en Venezuela y reforzar el seleccionado llanero, Daniela De Oliviera llegó a Chile, para hacer crecer a su deporte de siempre. «Al principio fue difícil, porque fue difícil la adaptación. Luego, a base de apoyo y preparación, formamos una familia deportiva con Andes Warriors y ahora en la Liga. Somos compañeras y nos tenemos mucha confianza, porque equipo enguerrillado, jamás gana».
De Oliviera se muestra entusiasta, especialmente cuando van a las escuelas a ofrecer clínicas. «Las caritas de las chiquillas son impresionantes, especialmente cuando se colocan los implementos para jugar».
Asday Juvier es cubano, pero ya se naturalizó chileno. Es primera base y se asombra por la cantidad y calidad de los jugadores. «Soy el capitán de Industriales y nos caracterizamos por la ofensiva, nuestra capacidad de bateo y la juventud de varias promesas en ascenso». Luis Fernando Muñoz Castillo tiene 15 años, es primer base y receptor: oriundo de Cuba, dice que quiere respaldar el crecimiento del beisbol chileno.
Soñar no cuesta nada: en un futuro no muy lejano, jugadores como el chileno Diego Mendoza Valdés, quizás puedan vestir un uniforme de un equipo de Grandes Ligas en los Estados Unidos, emulando lo que ya han hecho con sobrados méritos los jugadores de fútbol.