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LeBron James traslada la guerra ante los galácticos Warriors hacia el salvaje Oeste de la NBA

La llegada del Rey a Los Angeles Lakers cambió el eje de la liga estadounidense. La Conferencia Este perdió a su gran bastión de los últimos ocho años.

Así como Cristiano Ronaldo desvió el polo de atracción que generaba su batalla personal contra Lionel Messi en la Liga española, al fichar en la Juventus, en la NBA, cuya temporada regular arranca este martes, ocurre lo contrario. Tras cuatro años consecutivos donde Golden State y Cleveland dominaron sin contrapeso las conferencias Oeste y Este, respectivamente, LeBron James decidió ir a pelear a la misma trinchera donde están los Warriors y dejó los Cavaliers para llegar a Los Angeles Lakers.

Sin embargo, la tarea no asoma para nada sencilla para el Rey, pese a que arriba al segundo equipo con más anillos en la historia de la liga estadounidense, con 16, sólo superado por Boston Celtics, con 17. Los Laguneros están inmersos en un profundo proceso de renovación luego del retiro de su último gran ídolo, Kobe Bryant, y no logran clasificar a los playoffs desde la campaña 2012-13, donde fueron barridos por los San Antonio Spurs en la primera ronda, mientras que su título más reciente data del ya lejano 2010.

Bron tendrá que liderar a un cuadro de promesas, entre las que destaca Lonzo Ball, quien el año pasado batió marcas históricas tanto de la franquicia angelina como de todo el certamen norteamericano. En octubre se convirtió en el “laker” más joven en entregar 10 asistencias en un mismo partido, superando al legendario Magic Johnson, mientras que en noviembre se transformó en el jugador más novel en matricularse con un triple-doble, desplazando de ese sitial a uno que ahora será su compañero: el King.

Sin embargo, Ball hace más noticia fuera del campo debido a las locuras de su padre LaVar, un polémico personaje que siempre habla más de la cuenta e incluso atacó al mismo James antes de su arribo a California. Si hay que destacar a los talentosos Kyle Kuzma y Brandon Ingram, quienes seguramente serán los nuevos escuderos del Rey.

Golden State, insaciable

Con su tercer título en cuatro años, los Warriors se consolidaron como la nueva dinastía de la NBA, cuya única mancha es la final perdida en el 2016 ante los Cavaliers de LeBron, en una serie que tenían ganada cuando iban 3-1 arriba y que terminaron cediendo por 4-3. Sin embargo, no se conforman con tanta gloria y a un equipo de estrellas decidieron sumarle otra, pues ficharon a DeMarcus Cousins, proveniente de los New Orleans Pelicans, para terminar de conformar un quinteto galáctico que, a priori, asoma casi imbatible. Sin embargo, Boogie no podrá jugar hasta enero debido a una grave lesión.

El pivote viene a llenar el cupo más débil que tenía Golden State, donde el entrenador Steve Kerr tuvo que rotar nombres en la pasada temporada, lo que no impidió la tercera coronación. A él se suman en el elenco estelar los cuatro inamovibles: Stephen Curry, Klay Thompson, Kevin Durant y Draymond Green.

Otros que pueden sorprender en el Oeste son Houston Rockets -con James Harden a la cabeza- y Oklahoma City Thunder -con Russell Westbrook y Paul George como grandes estrellas-

Los más beneficiados con todas estas movidas son los Celtics, que parecen tener vía libre para volver a dominar el Este tras los cuatro títulos de conferencia de Cleveland y, anteriormente, la misma cantidad para el Miami Heat -también comandado por James-. Boston tiene la obligación de reeditar éxitos pasados de la mano de los recuperados Kyrie Irving y Gordon Hayward, ya sin el Rey haciéndoles sombra en su lado del cuadro, sumados a los talentosos Jayson Tatum, Jaylen Brown y Al Horford.

Desde esta noche, pelota naranja al cielo. Cargada hacia el Oeste.

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