Las numerosas bajas con las que Universidad Católica llegó a la «final anticipada» ante la Universidad de Concepción, obligó al técnico Beñat San José a echar mano a tres jugadores rezagados en el plantel.
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Ante las ausencias, Andrés Vilches y Marcos Bolados, los dos ex colocolinos que llegaron a principio de temporada y que prácticamente no habían sumado minutos en la segunda rueda, sorprendieron al ganarse el puesto de titular contra el Campanil.
Y la historia no comenzó del todo bien, ya que ambos jugadores fueron recibidos con algunas pifias por parte de los hinchas cruzados cuando por el altoparlante del estadio anunciaron la formación. Sin embargo, dos horas más tarde el recinto los terminó aplaudiendo con fervor.
Si bien Bolados jugó un gran partido con buenos chispazos cuando se atrevió a encarar por derecha y se sacrificó para frenar a Ronald de la Fuente, fue Vilches quien se llevó todas las miradas gracias al angustiante tanto que le valió a la UC sacarle cinco cuerpos de ventaja a los penquistas y mirar más de cerca la corona de campeón.
Un rebote del Tigre Muñoz fue aprovechado a los 64′ por el formado en Huachipato para desatar los festejos a todo pulmón y espantar todos los fantasmas de su irregular campaña que lo tiene colgando de la UC (a fin de año culmina su préstamo). Con las manos formando un corazón, Vilches miró a la tribuna y le dedicó el gol a su hijo, sentenciando una victoria apretada y digna de final de campeonato.
Antes del gol y durante el transcurso de la brega, el delantero estuvo combativo en el área: a los 41′ ganó por arriba y lanzó un cabezazo que llegó a las manos del Tigre Muñoz, luego en los descuentos del primer tiempo sacó un remate al arco que careció de potencia y puntería.
Tras los festejos en la cancha con sus compañeros, Vilches reconoció en camarines su felicidad por la revancha personal: «Estoy contento por haber marcado. Estuve afuera diez fechas pero siempre trabajé para esto. Hace mucho quería .arcar. el tiempo dirá si estoy citado para el clásico universitario».
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«Se lo dediqué a mi polola, a mi familia, porque son ellos los que están cuando uno lo pasa mal. Y también se lo dediqué a mi hijo. Él siempre está pendiente de mí, sufre al igual que yo cuando no me toca jugar«, confesó.
Acápite aparte para lo realizado por Germán Voboril. El lateral izquierdo fue al sacrificio al jugar de central junto a Benjamín Kuscevic ante la ausencia por expulsión de Germán Lanaro. El argentino pasó mayores zozobras y en camarines fue felicitado por sus compañeros.
«Estamos contentos por los chicos que entraron y no venían jugando. Pero hay destacar también a Germán (Voboril) que no venía siendo considerado. Hoy se rompió el alma y demostró que está a full con el equipo«, afirmó Diego Buonanotte.