Antes de la nefasta adolescencia, cuando se empieza a tener noción de que el mundo no es tan genial como lo pintan, la niñez es un periodo lindo. Los sueños y los juegos van de la mano. Y cuando se cumple uno de esos anhelos, la emoción se desborda. Y eso fue lo que pasó a un chico temuquense, que logró ingresar corriendo al césped del Germán Becker.
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Todo ocurrió tras el tercer gol de Chile, después de un penal que falló Alexis Sánchez, rebota en el arquero López y el tocopillano que logró anotar el gol. El delantero del Manchester United no lo festejó, estaba molesto, pero sus compañeros igual lo celebraron con él. Y en ese momento, un chiquillo apareció tras los jugadores, lamentablemente resbaló y se dio tremendo costalazo.
Ese pequeño se puso a llorar, hecho que sorprendió a los seleccionados y que incluso llamaran a la emergencia médica. Pero esas lágrimas no eran de dolor, eran de emoción. Y la razón era simple: estaba al lado de su ídolo, Alexis Sánchez. El tocopillano lo levantó y hasta lo acompañó a la galería. El chico seguía gimoteando y le pedía la camiseta. El atacante no pudo entregársela, pues la FIFA prohibe sacarse la camiseta, con el consiguiente riesgo de una tarjeta amarilla innecesaria.
Tras el pitazo final, Sánchez fue al mismo sector donde había dejado al menor, pero no lo encontró. Finalmente, la historia tuvo un final feliz y ese chicuelo, pudo tener la polera de la Roja, usada y transpirada por el mismísimo delantero del Manchester United.
Un gesto que denota la calidad humana del seleccionado, que cada navidad en Tocopilla reparte regalos a su gente. Un aplauso.