El croata Luka Modric, del Real Madrid, fue nombrado este lunes el mejor futbolista del año por la revista France Football que le otorgó el Balón de Oro, superando al portugués Cristiano Ronaldo y el francés Antoine Griezmann.
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Es el segundo premio al mejor que gana Modric en 2018, que antes había obtenido el premio The Best de la FIFA. Allí venció en la votación al mismo Ronaldo y al egipcio Mohamed Salah, en la tercera edición de este premio.
Así, de forma indiscutida, el volante croata del Real Madrid fue el mejor jugador del planeta, que fue el guió a su selección a la final del Mundial de Rusia, donde cayeron por 4-2 ante Francia. De hecho, fue elegido el mejor futbolista de la Copa del Mundo.
«Le doy las gracias a todos los que me han ayudado, empezando por mis compañeros de equipo, entrenadores y técnicos, a todos los que trabajan en el Real Madrid, así como a los compañeros de la selección croata. También a mi mujer y mis hijos, que me completan como persona y me ayudan como profesional«, dijo Modric al recibir el premio.
En esa línea, dijo que jugar más retrasado en la cancha lo hizo mejor futbolista: «Desde ese punto podía ver mejor el partido. Mejoré mucho como jugador y eso benefició mi carrera«. Y en temas personales, el hombre del actual campeón de Europa contó con mucha humildad: «Mis padres me enseñaron valores. Gracias a ellos estoy aquí«.
Esto último es fundamental, lo que marcó a Modric para siempre, quien tuvo una durísima infancia en su país, marcada por la Guerra de los Balcanes, donde finalmente Croacia logró su independencia de Yugoslavia.
«¿Conoces a Luka Modric, ¿verdad? Bueno, él solía jugar fútbol regateando minas terrestres. Como él, no tenemos miedo«, aseguró un hincha croata de 17 años durante el Mundial de Rusia 2018, que creció escuchando las historias del conflicto que marcó el nacimiento de su país a comienzo de los años 90.
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Modric, un «niño de la guerra»
Si bien su respuesta tiene un grado de fantasía, no está muy lejos de la realidad, porque el volante fue parte de los «niños de la guerra» que escribieron la página más notable de la historia del fútbol de Croacia en el último Mundial, al llevar a su país a la final ante Francia.
«Fue difícil de niño entender lo que estaba pasando en los Balcanes» escribió Modric en un artículo publicado en la prestigiosa publicación The Player’s Tribune, antes de la Copa del Mundo.
«Mis padres nunca hablaron con mi hermano o conmigo sobre la guerra ya que ellos perdieron mucha gente que amaban. Nosotros tuvimos suerte«, reconoció el astro del Real Madrid, quien tuvo que quedarse en su país, donde lo cierto es que no tuvo que utilizar las minas terrestres como rivales, pero sí patear un balón por las calles de la ciudad de Zadar cuando cesaban los bombardeos de las fuerzas serbias.
Esa fue su forma que encontró Modric para superar el trauma de la muerte de su abuelo y tutor por parte de las milicias serbias, que también incendiaron su casa, un hecho que marcó su vida.
«Cuando tenía 6 años mataron de un disparo a su abuelo, su familia fue refugiada en una zona de guerra, creció con el sonido de las granadas explotando, los entrenadores decía que era muy débil para jugar fútbol, hoy Modric lideró a su país a la final de un Mundial«, indicó.
Antes, en 2008, Modric comentó sobre la guerra indicando que «solo tenía seis años y esos eran momentos verdaderamente difíciles. Los recuerdo muy bien, pero no es algo en lo que quieres pensar. La guerra me hizo más fuerte. No quisiera tener eso en mi para siempre, pero tampoco quiero olvidarlo«.
Ahora, ese niño que superó la guerra es el mejor futbolista del mundo… y por partida doble.