Luego del fin del ciclo de Mario Salas, un técnico de reconocida vocación ofensiva, Universidad Católica apostó por un DT con un perfil totalmente opuesto. Tras un paso por Deportes Antofagasta y una estadía en el Bolívar, Beñat San José llegaba al club de Las Condes con un planteo orientado al equilibrio, con la idea de formar un equipo desde atrás hacia adelante, como dicta el viejo adagio futbolero.
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Y vaya que lo logró, porque la UC consiguió una solidez defensiva que se había extraviado durante los últimos meses de la era del Comandante. En la fase ofensiva, a su vez, el cuadro del español mostraba una efectividad notable en la primera rueda, que le permitió encadenar seis victorias al hilo en el arranque del Campeonato Nacional.
El segundo semestre fue mucho más complicado, porque la Franja sumaba empates por montones y no podía ganar fuera de casa. Pese a algunas semanas turbulentas, donde se le criticó la mezquindad a la hora de plantear varios partidos, el vasco no modificó su discurso optimista y conciliador, lleno de parabienes para propios y ajenos, y para la «afición», a la que nunca dejó de agradecerle.
Cuando parecía que los cruzados se caían, la fortaleza en la que el hispano transformó a San Carlos de Apoquindo siempre se mantuvo en pie, con trabajados triunfos por la cuenta mínima sobre Colo Colo, Universidad de Concepción y O’Higgins en la recta final. De hecho, la Cato terminó invicta el torneo en el recinto precordillerano.
Por eso, el nacido en San Sebastián se lleva el premio al mejor entrenador del año en La Gala El Gráfico-ANFP 2018. A por el galardón.
