El gran despegue en la carrera de Nicolás Jarry (43º de la ATP) lo dio en Brasil, donde a comienzos de la temporada 2018 tuvo dos semanas sensacionales, con una semifinal en Río de Janeiro y una final en Sao Paulo.
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El impulso logrado en las canchas de arcillas brasileñas le permitió al chileno consolidarse dentro de los mejores jugadores de la ATP, y gracias a los puntos conseguidos pudo armar un mejor calendario para el resto de la temporada.
La campaña de Jarry en 2019 partió en Doha, donde cayó en segunda ronda ante Stan Wawrinka, y seguirá en Oceanía, ya que está inscrito para jugar en el ATP de Sydney y en el Australian Open, el máximo desafío de las próximas semanas.
Luego enfilará para Europa, a defender a Chile ante Austria por la Copa Davis, y luego vendrá la querida gira sudamericana de canchas lentas.
En esta parte del mundo jugará en el nuevo ATP de Córdoba, en Buenos Aires y luego en Río de Janeiro, pero la gran novedad es que no defenderá su final en Sao Paulo, porque según consignó el portal especializado Séptimo Game, el chileno prefirió jugar el ATP 500 de Acapulco.
La idea de Jarry y su staff, encabezado por el coach Martín Rodríguez, es jugar en el balneario mexicano en desmedro del polvo de ladrillo paulista para preparar los Masters 1000 de Indian Wells y Miami, porque el certamen azteca se juega en superficie dura, tal como en los campeonatos de Estados Unidos.
Es una apuesta arriesgada del chileno, pensando en que las condiciones de Sao Paulo le acomodan más que las de Acupulco, a su estilo de juego. Jarry busca variantes para seguir trepando en el duro circuito ATP.