La noche de Lucas Alarcón en Rancagua fue de dulce y agraz. El defensa de la selección chilena sub 20 se puso el overol y con un cabezazo estampó a los 61 minutos de juego el 1-1 definitivo, transformándose en el salvador de sus compañeros, que rozaron el bochorno en el estreno frente a Bolivia en el Sudamericano Sub 20.
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El formado en Universidad de Chile, figura en El Teniente, es uno de los tres sobrevivientes de la selección chilena sub 17 que disputó el Mundial de India el año antepasado, y junto al arquero Julio Bórquez y el delantero Antonio Díaz, forma parte del plantel que dirige Héctor Robles, y que anoche tuvo un debut poco esperado en casa.
Alarcón fue quizás el punto más alto en la igualdad frente a los altiplánicos. Cumplió en su papel de defensa central con una marca aguda y efectivo en las coberturas cuando el equipo de Sixto Vizuete se ánimo al ataque, y poco y nada pudo hacer el gol de Ramiro Vaca que significó un baldazo de agua fría en Rancagua.
Autocrítica
Tras el compromiso, el zaguero central reconoció que hubo un bajo nivel de juego y que el empate dejó un mal sabor de boca en el camarín de la Rojita. «Estamos defendiendo una idea de juego. Debemos creer en el técnico y lo que él ve desde afuera. Nos faltó la determinación en el último tramo. Y más que eso, simplemente anotar otro gol, que es lo fundamental. Si llegamos una vez hay que concretar», indicó.
«Nosotros estamos tranquilos, porque es el primer partido y ya sabemos de qué se trata. Ahora a recuperarnos de buena manera y en el próximo daremos lo mejor de cada uno», agregó Alarcón haciendo alusión al camino que recorrió Chile en los Juegos Suramericanos de Cochabamba, donde el equipo terminó colgándose la medalla de oro.
El central apuntó que a estas alturas con la camiseta ya no se gana, y en eso fue tajante: «La lección es que cualquier rival será complicado. Ya sabemos que todos los partidos serán difíciles y tenemos que pensar en lo que viene. Esto es así, hay que tener calma», remató.