Una «mala pata» terrible es la que sufrió Pablo Quintanilla en el inicio de la última etapa del Rally Dakar 2019. En el kilómetro 10 de la ruta Pisco-Lima, el piloto sufrió una caída con consecuencias nefastas: fractura de tibia y peroné de la pierna izquierda. El sueño de ganar la competencia se fue al tarro de la basura, pero su valentía, le permitió igual terminar la etapa.
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Una noticia que golpeó al entorno del chileno, que lamentablemente sumó un nuevo mazazo. El piloto inglés de KTM, Sam Sunderland, paralelamente había apelado a la organización por una anterior penalización, que tuvo resta de tiempo. Al final, se revirtió el castigo al europeo y se le restableció el crono, con lo que superó en el podio a Quintanilla y lo relegó al cuarto lugar.
«Me molesta profundamente. Siento que cuando hay una actitud antideportiva no tiene justificación. Todos los equipos y pilotos saben la manipulación del iritrack (sistema de monitoreo satelital) que hizo. Pero él reclamó, a la organización se le hizo difícil comprobarlo y le devolvieron el tiempo. Es tremendamente injusto y antideportivo. Esto mancha al deporte y jamás me lo esperé de él», dijo el chileno en declaraciones a El Mercurio.
«Quintafondo» fue más allá y siguió con sus dardos hacia su colega inglés: «(Él) Había sido un piloto super correcto. Se me acercó para pedirme disculpas, que no quería pasarme a llevar, pero yo me gané mi lugar corriendo, no por secretaría como lo hizo él».
Según indicó el matutino, Sunderland hizo este reclamo desobedeciendo a su equipo, razón de las fuertes críticas del nacional, que terminó cuarto en la tabla de posiciones general. «A nadie le importa una mierda lo que haga Sam», dijeron desde el staff de Quintanilla, que ahora pasará por un largo periodo de recuperación, tras un notable Dakar, empañado justo en el tramo final.