Sabido era que Alfonso Parot viviría una jornada especial en el encuentro entre Universidad Católica y Rosario Central, por la fecha 2 del Grupo H de la Copa Libertadores 2019. El Poncho regresaba a San Carlos de Apoquindo, su casa futbolística, pero esta vez lo hacía en condición de visitante.
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El zurdo se ha transformado en uno de los jugadores más queridos por la hinchada cruzada en los últimos años y así se lo hicieron sentir los asistentes en la noche de miércoles al estadio de la precordillera. Desde que apareció en cancha para hacer los ejercicios previos, hasta que se se le nombró por altoparlante, el público reaccionó con calurosos aplausos.
Pero en materia futbolística, Parot no se encontraba en las mejores condiciones para ser protagonista. Recién recuperado de una lesión en el posas izquierdo, el formado en Las Condes no estaba al cien ni en lo físico ni en lo futbolístico para jugar los 90 minutos, pero prácticamente terminó jugando todo el partido.
Fue una jornada extraña para el futbolista de 29 años. El DT Paulo Ferrrari optó por no hacerlo jugar desde el arranque para no arriesgar una recaída en su lesión, pero los problemas físicos que presentó el colombiano Óscar Cabezas en los primeros instantes del encuentro obligaron al Poncho a ingresar a los 8 minutos, en la posición de defensa central.
Recibió el aplauso tanto de los hinchas locales como de los visitantes y de inmediato intentó liderar una zaga que evidenciaba severas falencias cuando la UC hacía sentir su poder ofensivo. Y si bien el puesto de central lo conoce, en el canalla ha cultivado una mayor faceta ofensiva jugando por el costado, por lo que el aspecto defensivo le implicó ciertas complicaciones.
Fiel a su bravo estilo, Parot no se complicó para disputar con vehemencia cada jugada con varios de sus ex compañeros en la UC. Cada vez que subió a buscar por el juego aéreo se enfrentó duramente con Benjamín Kuscevic y al minuto 88 se llevó tarjeta amarilla por una fuerte infracción sobre el joven Diego Valencia.
Sobre el final vio de cerca el torpe penal de su compañero Facundo Rizzi sobre José Pedro Fuenzalida, como también la certera ejecución del lanzamiento penal de Luciano Aued que sentenció el triunfo cruzado. En medio del carnaval franjeado, Parot se despidió con hidalguía y amargura de San Carlos de Apoquindo.