Minuto 92. Rosario Central lo empata sin hacer merecimientos, el público en San Carlos de Apoquindo se paraliza y Universidad Católica queda muy mal parada en el Grupo H de la Copa Libertadores.
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Minuto 94. José Pedro Fuenzalida corre como si recién empezara el partido, pelea solo una pelota que tenía perdida y se fabrica de la nada un penal que convierte en gol Luciano Aued, para que la UC se ponga nuevamente en carrera en el máximo certamen continental.
Flashback. 30 de abril del 2016. Minuto 84. En medio de un atado de nervios, el Chapa anticipa en el primer palo, mete la cabeza y pone el 2-1 sobre Audax Italiano para que la Franja acabe con una sequía de seis años sin títulos y, de paso, con la maldición de los segundos lugares que la persiguió en esa época.
Hace un buen rato que el lateral-volante-extremo por la banda derecha merece ser valorado en su justa medida dentro de la historia de la Cato, donde creo que ya no está en discusión si es o no un ídolo, sino qué lugar ocupa en el olimpo cruzado.
Calladito, dejó atrás las críticas por sus pasos por Colo Colo, llegando incluso a ser capitán albo, y volvió a ganarse a la hinchada estudiantil, cuando nadie creía en él, a punta de goles importantes, varios de ellos en los clásicos, y de trofeos de torneos nacionales, donde, con cuatro, sólo es superado por Cristián Álvarez.
Eso, sin contar que es bicampeón de América con la Roja, siendo titular en los seis partidos que permitieron la consagración en la Centenario de Estados Unidos y aportando con un par de tantos.
Si a todo lo anterior le sumamos su disponibilidad para dar la cara en las derrotas -que es cuando importa, porque el hincha quiere explicaciones-, estamos ante la presencia de uno de los mayores ídolos en las ocho décadas de vida del club universitario.
Con 34 primaveras, está más vigente que nunca, por lo que todavía tiene cuerda para seguir escalando entre las leyendas precordilleranas y, por qué no, cuando se retire, quedar por encima de todas.
El tiempo lo dirá.