Opinión

Columna de Juvenal Olmos sobre el Superclásico: De dicotomías y entelequias futboleras

“Estar frente a la banca como energúmeno no significa que un entrenador vive de manera más intensa el partido”, es parte del análisis del ex DT de la Roja.

El Superclásico del fútbol chileno nos entregó la radiografía interior rigurosamente perfecta del momento futbolístico de lo azules y blancos.

Universidad de Chile sufre de «Dicotomía futbolera», es decir los jugadores y el entrenador que debieran trabajar de manera complementaria, se expresan de manera separada.

El uruguayo Alfredo Arias en un minuto cualquiera del partido, frenéticamente empuja al pressing a su equipo, aplaudiendo con sus manos y gritando a todo pulmón, pero desde adentro los jugadores no responden, no escuchan esa orden, o sencillamente no la entienden, no porque le desobedezcan, sino porque no se puede ejecutar el día del partido lo que no has trabajado durante la semana, es como si le pidieran a Héctor Noguera, el protagonista de Machos, que se expresara como un personaje que nunca estudió.

Se juega como se entrena y para cortar circuitos de juego del rival, necesitas semanas completas repitiendo estos movimientos, ya que el pressing como herramienta colectiva del fútbol, necesita de fijación interna del futbolista. El principal objetivo del pressing es obligar al rival a cometer un error y quitarle la pelota, para ello la acción de quite debe ser colectiva y simultánea, donde el contrario termina quedando acorralado por rivales y sin línea de pase hacia sus compañeros

Estar frente a la banca como energúmeno no significa que un entrenador vive de manera más intensa el partido, y es una absoluta fantasía asegurar que el futbolista se compromete más en el partido porque observa que su entrenador mueve los brazos, le pega a una botellita de agua o se gira como un trompito tratando de encontrar visual con la tribuna.

Lo de Salas en Colo Colo pasa por una verdadera «Entelequia futbolera» del otrora rugbista, en su afán de empujar la puesta en escena, quiere convencer en cada declaración de las bondades en la mecanización intensa del juego de su equipo, pero este rendimiento sólo se ha hecho realidad en su «imaginación».

Colo Colo se expresa de manera lenta y cadenciosa en los primeros tiempos, en su afán de encontrar el pase filtrado abusa de la horizontalidad, encontrando los equipos rivales el tiempo justo para reagruparse y defenderse de frente y ordenado. Regala cancha y con ello se agranda el rival, y las estadísticas están a la mano, donde los albos han encontrado en los últimos minutos los resultados en siete de los 13 partidos jugados. Se han debilitado conceptos prometidos de achique, de presión alta, de ataques rápidos y de intensidad, justamente donde los albos se vieron más frágiles el fin de semana.

Colo Colo se reforzó para ser protagonista durante los 90 minutos y para ello tiene que generar un cajón de recuperación alto de la pelota, para que su hombre más talentoso no tenga que andar corriendo la cancha a lo largo, sino a lo ancho. Valdivia en su espalda debe tener a 10 metros a Pavez y Suazo para recuperar alto, y los volantes centrales deben tener a Insaurralde y Zaldivia a 10 metros, para sostener este pressing, solo así los albos podrán recuperar la pelota en campo rival, de otra manera seguiremos viendo un equipo que se hace largo en 70 metros.

Ya vamos llegando a la mitad del torneo y las propuestas de juego deben salir expulsadas de la cabeza de los DT para manifestarse concretamente en las canchas o solo nos iremos enredando en el fantasioso mundo de las Entelequias y las Dicotomías de juegos imaginarios.

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