Arturo Vidal corriendo por toda la cancha. Alexis Sánchez desbordando por la izquierda. Gary Medel ganando los cruces y guapeando con todos. Ellos se llevan todas las luces en la presente versión de la Generación Dorada de la Roja, pero para mí el verdadero líder dentro de la cancha es Charles Aránguiz.
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Cuando la selección chilena de Reinaldo Rueda no «andaba» en los amistosos fue precisamente cuando el Príncipe no estaba en la cancha. Su regreso fue sencillamente estelar, en el debut en la Copa América, entregando un recital de fútbol ante un joven equipo japonés. Fue el entrenador en el terreno de juego.
Los datos de Charles en el partido del lunes son sencillamente increíbles, y demuestran estadísticamente que él es el líder de Chile. Dio dos asistencias de gol (Erick Pulgar y Alexis Sánchez), el 78% de sus pases fueron precisos, siete de sus habilitaciones fueron clave en el desarrollo del compromiso y en 9 de los 12 pelotazos que tiró sus intenciones llegaron a sus compañeros.
Aránguiz es el motor del equipo nacional, y un dato no menor es que viene de cumplir su mejor temporada en Bayer Leverkusen, donde fue titular indiscutido, marcando incluso goles, siendo incluso uno de los mejores volantes de toda la Bundesliga.
El desorden de Vidal lo arregla él, ordenó a Erick Pulgar, marcándole la zona donde debe transitar, y se echó el equipo al hombro, siendo el verdadero 10 de la Roja, haciendo jugar a todos, pero con pierna fuerte, porque de los siete duelos en los que participó, terminó ganando cinco pelotas.
Aránguiz está a gran nivel y la Roja goleó, eso no es coincidencia. Rueda y Chile disfrutan a la mejor versión en años del gran Príncipe.