Ignacio Arroyo con solo 19 años es una de las grandes promesas del basquetbol nacional, pero también ya es realidad. El oriundo de Osorno, ciudad cestera por excelencia, se transformó en el primer chileno en jugar en la Liga ACB de España, para muchos la segunda liga más importante del baloncesto mundial después de la NBA.
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«Mi sueño es que el básquetbol chileno sea profesional«, sentencia en conversación con El Gráfico Chile, antes de sumarse a la Selección Chilena que viaja a Colombia para el sudamericano Sub-21. «También quiero llegar a un Mundial con Chile, aunque prefiero unos Juegos Olímpicos. Su atmósfera y todo lo que se vive ahí es de otra dimensión«, dice el base, que pica alto y tiene proyectos muy ambiciosos.
Acerca de su presente, sentencia que «fue un año muy bueno, a lo largo de la temporada me he desarrollado como jugador, me siento perfecto y al final pude debutar con el primer equipo que fue un tremendo logro de lo cual estoy muy orgulloso«.
Arroyo juega en el Movistar Estudiantes, equipo que quedó en el puesto 16 entre 18 equipos en la última temporada con un récord de 11-23, salvando a penas del descenso. «Estos últimos años no les ha ido bien, pero sigue siendo un club importante, con mucha historia, por todo lo que trasciende la hinchada, por lo que demuestran en la cancha. Yo me siento como uno más de ellos, voy por mi tercer año y estoy muy contento por cómo me han tratado«, dice Arroyo.
Aún le falta formación
Nacido en enero del 2000, Arroyo terminó su proceso de formación en tierras ibéricas. El base de 1.87 metros asume que en España «he mejorado mi físico, algo muy importante para poder aguantar los contactos o cosas así«, además que a diferencia que en Chile, con los hispanos ha cambiado «la mentalidad, para afrontar una temporada tan larga, con altos y bajos, para estar siempre ahí, siendo consistente y entrenar todos los días, algo que allá muy pocos clubes hacen«.
Eso sí, aún no tiene muy claro si seguirá en Estudiantes, aunque todo indica que se mantendrá en la escuadra ibérica. «No tengo claro donde voy a jugar, pero sea donde sea espero tener una buena temporada, seguir por el camino que voy«, reflexiona el osornino, que aún siente que debe seguir formándose como deportista.
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Por lo mismo, sigue mirando referentes en su puesto para seguir aprendiendo y ahí destaca «a Omar Cutt, el base titular de Estudiantes. Él es mi referente a nivel profesional, me toca entrenar con él, veo sus movimientos, todo lo que hace y cómo trabaja«.
La importancia del proceso
Algo de lo que ha aprendido Arroyo en su estadía en el viejo continente es lo importante del trabajo y los procesos para obtener triunfos. Pero es algo que también venía viendo en La Roja cestera. El armador participó en el equipo que logró el oro en el Sub-17 de 2017, llegando a jugar el premundial Sub-18 del año siguiente en Canadá, donde quedaron en el quinto puesto a una victoria de clasificar al mundial Sub-19.
«Yo me sumé después a una generación que venía trabajando hace tiempo con Manu Cordoba. Se lograron grandes cosas, pero ahora no nos conformamos con un premundial, queremos ir a mundiales«, cuenta el seleccionado con mucho orgullo.
En esa línea, el también ganador de dos bronces Sub-15 en 2014 y 2015 complementa diciendo que «yo creo que todo eso se ha trabajado, pero también coincidió que muchos de esa generación nos fuimos al extranjero, además, por así decirlo, hay más talento. Pero no basta con eso, hay que trabajar y con todo eso, podremos lograr cosas«.
Arroyo, además, tuvo sus primeros minutos en la selección adulta, algo que lo tiene «muy contento. Siento que viene una buena camada y hay que proyectarla, trabajar con tiempo, no unos cuantos días antes del torneo. Si aprovechamos la buena camada que tenemos, yo creo que hay un gran futuro«.
«Sueño con que el básquetbol chileno sea profesional»
Esa misma generación está haciendo sus pasos en el basquetbol afuera de Chile, de hecho, la mitad de los nominados al sudamericano de Colombia están fuera del país, un hecho que el joven base destaca con claridad. «Veo bien que se vayan afuera, es lo mejor que se puede hacer. El nivel de formación en Chile no está muy desarrollado, entonces salir al extranjero es una buena experiencia. Y no solo para desarrollarse como basquetbolista, uno también aprende otras culturas, ve otra cosas que ayudan a crecer como persona«, dice Arroyo.
«Mi sueño es que el basquetbol chileno sea profesional. En lo personal me gustaría llegar a la ACB y consolidarme ahí por un buen tiempo«, agrega el jugador de Estudiantes, que si bien ya sumó minutos, aún siente que no se ha consolidado.
Asimismo, no se proyecta mucho más allá que la liga española, aunque la NBA es también un sueño para él como todo jugador de basquetbol, es enfático en señalar que «por ahora estoy concentrado en terminar mi formación, desarrollarme como jugador y ver si puedo estar en la ACB. Es mi primer objetivo y después ver cómo están las cosas y, si es que se puede intentar, pues me gustaría llegar a la NBA».
Así es Ignacio Arroyo, una promesa que ya es realidad en el basquetbol chileno, que proyecta el desarrollo de la actividad en el país de una manera más profesional y se refleja en sus compañeros de equipo.