Fue un partido de presiones, lleno de errores, mayormente un festival de patadas. Básicamente lo que se había pronosticado, quizás más feo. Pero a los Springboks no les importará: Están de nuevo en la final de la Copa del Mundo de Rugby.
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En una semifinal que no será recordada con especial admiración, Sudáfrica se llevó a duras penas una victoria de 19-16 sobre Gales el domingo en Yokohama para asegurarse el pase al duelo por el cetro contra Inglaterra. Es una revancha de la final del 2007 ganada por Ios sudafricanos en París para su segundo y más reciente título mundial.
Como sucedió hace 12 años, va a apoyarse en su fuerza física, sus habilidades en jugadas a balón parado y organización para imponerse. Eso fue más que suficiente contra Gales.
Un día después de una excelente actuación de Inglaterra para vencer al favorito Nueva Zelanda, el del domingo fue un duelo chapucero resuelto al final por un penal del flyhalf sudafricano Handre Pollard a los 76 minutos. Pollard no falló ninguno de sus cinco kicks: cuatro penales y una conversión luego del try de Damian de Allende a los 57 minutos.
«Probablemente no fue el mejor espectáculo para ver”, dijo el entrenador sudafricano Rassie Erasmus, “pero los muchachos se mantuvieron firmas y se adaptaron”.
Gales ahora se medirá con los All Blacks por el tercer lugar.