El Gráfico Chile

Miedo, piedras y lacrimógenas: la violenta jornada que impidió que el Campeonato Nacional volviera a su “normalidad”

El duelo entre La Calera e Iquique se desarrolló sin problemas hasta que la Garra Blanca irrumpió con violencia obligando a suspender todo ¿Y ahora qué viene?

(ANDRES PINA/PHOTOSPORT/ANDRES PINA/PHOTOSPORT)

Pasaron 36 días para que el fútbol chileno volviera a ver acción desde el comienzo del estallido social, el pasado 18 de octubre. Tras semanas de incertidumbre, suspensiones y reuniones, el Campeonato Nacional se reanudó a medias y con temor en el Bicentenario de La Florida con la disputa del duelo entre Unión La Calera y Deportes Iquique, sin embargo todo quedó en nada cuando la Garra Blanca irrumpió con violencia a los 68′ obligando a suspender el compromiso.

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La vergonzosa jornada comenzó temprano: a una hora del inicio del encuentro y cuando el calor comenzaba a hacer de las suyas, un pequeño número de manifestantes llegó con lienzos y gritos mostrando su total desacuerdo con la reanudación del Campeonato. «Tírenla pa’ afuera», gritaban los hinchas, mayoritariamente de Audax Italiano.

Dentro de la cancha el ambiente era evidentemente extraño, ilógico a ratos. Los jugadores de ambos planteles ingresaron con un lienzo que rezaba por un «Chile más justo», mientras en las tribunas reinaba el silencio de unos cien hinchas que se atrevieron a comprar una entrada, y que por cierto, fueron tratados de traidores por los integrantes de la «funa». En la foto por equipo, ambos plantes decidieron taparse un ojo en señal de apoyo por los abusos de violencia policial cometidos en este mes de protestas.

A los 10 minutos, el árbitro César Deischler reunió a los jugadores y en el centro del campo, abrazados, realizaron un minuto de silencio. En lo futbolístico,  caleranos e iquiqueños animaron un partido cerrado con poco juego y llegadas tibias al arco contrario, y no era para menos entendiendo el calor que había a las 11 de la mañana sobre el pasto sintético de La Florida.

Pero todo intento por volver a la normalidad cuando en redes sociales y en el estadio comenzó a correr el rumor que la Garra Blanca, que había realizado un Arengazo en el Monumental a primera hora, iba camino al Bicentenario dispuestos a hacer lo que fuese necesario para suspender el partido. Y así fue.

Cuando iban 68 minutos de partido, los barristas de Colo Colo derribaron una de las rejas de ingreso del estadio y comenzaron a lanzar piedras a los pocos carabineros que custodiaban la seguridad. De ahí en más todo fue caos: los jugadores corrieron hacia camarines asustados y sin entender nada, mientras en la avenida Enrique Olivares el enfrentamiento era total.

Bastaron cinco minutos para que la lluvia de piedras y los destrozos, incluido el incendio de una caseta de seguridad, se apoderaran del espectáculo. Las Fuerzas de Orden lograron dispersar a los barristas, pero ya era demasiado tarde. Agustín Batalla corrió a las tribunas a velar por su familia, mientras el resto de los jugadores, el Sifup y la ANFP asumían que era imposible seguir jugando. Todo fue muy obvio.

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Tras la suspensión, Sebastián Moreno, totalmente desencajado, anunciaba que el partido estaba suspendido y que la continuidad de la fecha se iba a analizar con el transcurso de las horas. Más duro fue Gamadiel García, presidente del Sindicato de Futbolistas, quien dejó en claro que bajo estas condiciones no se puede seguir jugando, y menos cuando este sábado Colo Colo reciba a Coquimbo Unido en un Monumental con más público.

Tras el vergonzoso escándalo el silencio se apoderó de las autoridades del fútbol chileno. Mientras los jugadores abandonaban casi en silencio el estadio con la frustración a cuestas, los llamados telefónicos y los mensajes vía Whatsapp entre el directorio de la ANFP trataban de descifrar cuál será el futuro del Campeonato Nacional. Al final, Sebastián Moreno se fue en silencio, sin decir nada más, dejando un manto de dudas e incertidumbre que hasta ahora nadie se atrave a responder.

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