Con el arquero Johnny Herrera nunca hay grises. O lo amas o lo odias y eso ha sobrepasado el ámbito futbolístico a través de sus 20 años de carrera como profesional. Sus controversiales dichos y episodios vividos a lo largo del tiempo lo convirtieron en un personaje que ha traspasado las fronteras del fútbol, y ha estado en boca de la sociedad chilena, más allá de si eres hincha de Universidad de Chile o de sus archirrivales.
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Ante esa perspectiva, y para ser consecuente con su filosofía de vida, el angolino se ha cobijado en un cúmulo pequeño de personas, sus más cercanos, a quienes les tiene una confianza ciega porque se han ganado su respeto durante las últimas dos décadas. Más allá de que siempre ha tratado de mantener su perfil del rudo Superboy que conocimos a fines de los ’90, Herrera con los suyos actúa como una persona de 38 años común y corriente. Ríe y llora con los suyos, y agradece el amor cuando se le presenta con transparencia.
Es por eso que para cerrar definitivamente su exitoso paso por la U (13 títulos en 15 temporadas), el guardameta no encontró una mejor forma que hacerlo con su círculo íntimo. Gracias a la invitación extendida por la renacida Corporación de Fútbol de la Universidad de Chile (Corfuch), el guardameta decidió elegir la instancia para celebrar con su familia, sus amigos y cerca de 60 hinchas afortunados que compartieron una emotiva e íntima cena de despedida con el ahora ex capitán azul.
En la celebración, Herrera se emocionó al repasar sus mejores momentos defendiendo el arco de los universitarios. En el homenaje destacaban sus hazañas en históricas definiciones a penales, que permitieron los títulos del Apertura 2004 y 2012, y de la Copa Chile 2015, entre otros logros. Además, el guardameta recibió la admiración y cortesía de históricos ex futbolistas de la institución, como Sergio Navarro y Roberto Reynero, y también la compañía de personas muy importantes dentro de su formación en la U, como el técnico César Vaccia, Renzo Yáñez, John Valladares, Walter Lund, Waldo Ponce, entre otros.
A pesar de que no tuvo una despedida masiva y tampoco un adiós en cancha defendiendo los colores azules, esta noche de recuerdos y honores quedará guardada para siempre como el día en el que Herrera dejó emocionalmente de ser jugador de los universitarios y se subió al sitial donde lo esperaban grandes nombres históricos como Sánchez y Navarro, y también el resto del espíritu mágico de los máximos referentes de la U.
El más probable próximo destino profesional del arquero será Everton de Viña del Mar, equipo donde es muy querido por el título conseguido en el Apertura 2008 y que significó la cuarta estrella para los ruleteros. ¿Si podrá enfrentar a la U tras ocho años seguidos defendiendo esa camiseta? Sólo el tiempo y su corazón lo dirán.