El Gráfico Chile

Diego Buonanotte busca resurgir en la UC: “Hoy en día trato de no escuchar ni mirar, porque estoy un poco ahí, con la autoestima al límite”

En conversación con El Gráfico Chile, el Enano revela que aplica mesura ante los factores externos, ya sea el desbordante cariño de la hinchada o las críticas de la prensa. Repasa su duro 2019 bajo el mandato de Gustavo Quinteros y cuenta parte del trabajo especial que ha realizado en las primeras semanas de la era Ariel Holan en San Carlos de Apoquindo.

Ya no es la principal figura del equipo como en algún momento lo fue y con creces, pero sí se puede considerar como el jugador más querido por parte de la hinchada de Universidad Católica. En las tribunas la gente corea su nombre de manera espontánea y en cancha el aludido Diego Buonanotte no sabe muy bien cómo reaccionar. Lo sucedido en los últimos meses lo ha llevado a aplicar cautela hacia los factores externos, ya sean buenos o malos.

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Con esa postura el Enano Buonanotte inicia una nueva temporada en Universidad Católica. El extranjero más ganador en la historia cruzada se prepara para un nuevo año defendiendo la Franja, sin las certezas de años anteriores cuando ostentaba condición de inamovible, pero con la ilusión renovada que provoca el cambio de DT. Diego busca resurgir en la UC.

Nuevo año, nuevo ciclo, nuevo DT. ¿Cómo vives este arranque de temporada, tomando en cuenta que el 2019 fue tu año más difícil en la UC?

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Obviamente se renuevan las ilusiones y eso es algo lindo para todo jugador, pero a mí la forma de pensar y trabajar no me va cambiar por el hecho de que haya un entrenador nuevo, siempre trabajo de la misma forma. El año pasado, en lo personal, no fue el mejor, porque no me tocó ser parte tan importante dentro del equipo, pero trabajé de la misma forma como lo estoy haciendo ahora y como lo hice en años anteriores. Sí, cuando llega un nuevo entrenador se renuevan las ganas y las ilusiones, pero yo siempre trabajo de la misma manera. Ayer, hoy y siempre.

El 2019 quedó atrás y ya puedes hacer un balance al respecto. ¿Qué evaluación haces de tu desempeño individual el año pasado?

Lo que me tocó vivir es parte del fútbol. Hay entrenadores que juegan de una forma, otros de otra, otros que adaptan a los jugadores a distintos puestos, otros que a cada jugador en su posición le piden que haga algo específico. En definitiva, todo depende del momento y el año pasado para mí fue complicado, pero siempre lo tomé de la misma forma: trabajando, entrenando y cuando me tocó jugar, lo intenté hacer de la mejor manera posible en cada una de las posiciones, porque me tocó jugar en muchas y a veces ustedes como periodistas no evalúan eso. Me tocó de «9», de puntero izquierdo y derecho, mixto izquierdo y derecho, pero después, en la evaluación se dice «Buonanotte no jugó mucho» y prácticamente no jugué en en mi posición. Hago un análisis completo y lo primero es mirar para adentro, no es que les echo la culpa a los demás o digo que es de la prensa. Pienso que si hubiese tenido más suerte en algunos partidos, hubiera sido distinto.

¿Sientes que te faltó jugar más y, sobre todo, en tu posición natural para poder hacer una evaluación más profunda de tu 2019?

El año pasado lo evalúo bien en la parte del entrenamiento, del sacrificio, del esfuerzo, del profesionalismo. Después, en los partidos hubo algunos en los que me sentí bien y en otros no tanto. Ése es el balance que hago, es difícil poder evaluar un año en el que prácticamente no jugué en mi posición y, a lo mejor, se me exigía lo mismo que hacía otro compañero cuando me tocaba cubrirlo en una posición distinta a la mía. Eso lo hablé muchas veces con Gustavo (Quinteros). Recuerdo que en un partido no estaba Luciano (Aued) y me tocó reemplazarlo. Le dije «Gustavo, no puedes pretender que yo haga lo mismo que Luciano». Yo tengo otras características e intento de esa manera cumplir la labor de Luciano o de quien me toque reemplazar, pero no tengo la marca ni la ubicación de él, aunque puedo tener otras cosas que él no tiene. Pero eso ya corre por parte de la evaluación del entrenador. Al final, me quedo con un balance grupal: logramos un campeonato. En lo individual no puedo hacer un balance tan profundo, porque hay cosas que quedaron en el aire.

¿Te pasó la cuenta que Quinteros te haya ocupado en muchos puestos distintos a tu ubicación natural?

Lo que me pasó no es una excusa, yo no digo «no jugué en mi posición y por eso no me pueden decir nada». Si el entrenador me pone de extremo por derecha, yo intento hacer lo mejor de acuerdo a lo que me piden, pero con mis características. Es difícil evaluar finamente el año, pero me quedo con la alegría de un bicampeonato, porque antes de Buonanotte está el club, la institución y el grupo.

En una de sus primeras conferencias de prensa, Ariel Holan te elogió y dijo que podías jugar en varias posiciones en ataque. ¿Escuchaste esas declaraciones?

Hoy en día trato de no escuchar ni mirar, porque estoy un poco ahí, con la autoestima al límite. Prefiero disfrutar a mi familia después de que me voy de los entrenamientos, para despejarme y para llegar al otro día con las mejores ganas y romperme el alma, para demostrarle al entrenador que puedo ser titular. Yo siempre digo que puedo jugar en cualquier posición, pero con mis propias características. Ahí está la evaluación del entrenador, ahí no me meto, porque para eso está el entrenador, que es el que decide y elige a los jugadores.

A nivel personal, y más allá de las posiciones en la cancha, ¿qué te ha pedido Holan en estas primeras semanas de trabajo en la UC?

Lo de siempre. Eso sí, me puso a trabajar con el PF un poco más en la potencia, en la parte física, por si me toca jugar por fuera, ya que en esa posición necesito tener un poco más de recorrido. A lo mejor, el año pasado, al no tener tantos minutos, fui perdiendo esa capacidad. En los entrenamientos también, porque uno, al no jugar, trabaja mucho para el equipo titular, entonces, es como que había perdido un poco esa capacidad de ida y vuelta, pero ahora estoy esforzándome mucho, yendo al gimnasio con el “profe” Facundo (Peralta), a quien conozco porque trabajamos juntos en River. Me estoy esforzando al máximo. Ojalá que me alcance, bienvenido sea, pero si no se me da, como siempre tendré que luchar y entregar todo de mí.

No quiero dejar en el aire una frase que dijiste en una respuesta anterior. ¿Cómo es eso de la autoestima al límite?

Siento y agradezco mucho el cariño de la gente, pero a veces uno, más allá de ser grande y experimentado, se confunde. Entonces, la gente en redes sociales o en distintos lados, como en la cancha que corean mi nombre, me dicen cosas y yo por dentro digo «tengo que jugar», pero uno tiene que estar tranquilo. Por otro lado, la prensa dice que viene (Gastón) Lezcano, que está (Edson) Puch y que ellos van a estar en el equipo titular, y yo no aparezco ni en la figurita de la cancha. Entonces, trato de estar al margen de todo eso. Más allá de que yo entiendo cómo es esto, trato de mantenerme al margen para venir a entrenar tranquilo. Trato de no llenar mi cabeza con cosas que no sirven, aunque es difícil, más cuando estoy en una situación que no es como la de años anteriores, en que yo sabía que tenía no un puesto asegurado, pero sí un respaldo mayor. Hoy, tal vez, estoy peleando un lugar, entonces, trato de no mirar ni escuchar nada para no generar más cosas en mi cabeza.

Y con esa postura, ¿logras neutralizar ese cariño desbordante del hincha de la UC hacia ti?

Me encanta recibir el cariño de la gente, me llena de orgullo, pero cuando corean mi nombre, no sé qué hacer. El otro día, cuando empezó el partido con Curicó, todo el estadio cantaba mi nombre y yo en esas situaciones no sé si reír, llorar de emoción o ponerme serio. ¡Me da vergüenza! No sé cómo debo saludar a la gente, mucho o poco, levantar un brazo o dos, no lo sé, entonces, como que me pone un poco nervioso la situación, pero me llena de felicidad, eso está claro. Trato de mantener la calma por ese lado, porque estoy seguro de que la gente quiere que yo juegue, pero esto es un equipo, somos muchos jugadores y acá hay un entrenador que es el que decide.

¿Pensaste en dejar la UC y Chile, tanto por tu difícil 2018 en lo deportivo como por la situación del país?

No, para nada. Primero, nunca lo evalué desde el punto de vista deportivo. Por otro lado, nunca se me pasó por la cabeza por el tema país, mucho menos. Soy un agradecido de Chile, porque aquí me abrieron las puertas y hasta el día de hoy he vivido de manera fantástica. Es un lugar maravilloso y no solamente hablo de Católica, hablo del país en general, me han tratado muy bien, soy un agradecido del pueblo chileno y quiero que siempre le vaya bien a este país.

¿Cómo has vivido el estallido social siendo extranjero en nuestro país?

Al principio un poco incómodo, fundamentalmente por el tema del colegio de los niños, que en un par de veces nos avisaron que no podían ir. Como familia tratamos de mantener la calma, estar en casa para no pasar ningún mal momento, pero nunca tuve ningún problema, ni mis hijos ni mi mujer. Yo soy un agradecido de este país.

¿Hubo mucha preocupación de tus amigos y familia en Argentina?

Se preocupaban, obviamente, porque en Argentina los noticieros mostraban lo malo. Había violencia en algún sector y eso mostraban, era lógico que se asustaran, pero nosotros, la verdad, no estábamos en esa situación, no nos tocó tan de cerca y por eso estábamos tranquilos, más allá de que tomamos los resguardos.

Tienes contrato hasta diciembre del 2020 con la UC. ¿Cómo proyectas esta temporada, que podría ser tu última en el club?

Como todos los años: siempre esforzándome al máximo, entrenando, siendo respetuoso de mis compañeros, del entrenador y de la institución. Mi deseo siempre es ir aportando lo mejor y desde el lugar que me toque, con la idea de jugar, claramente, porque para eso uno se prepara, pero esto es un equipo. Ya veremos cómo sigue todo, pero mi idea siempre es entrenar para jugar.

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