La emoción de Ricardo Tabilo se siente a 8.613 kilómetros de distancia, que son los que separan a Santiago de Toronto. Hace pocos minutos, su hijo Alejandro acaba de avanzar a la segunda ronda del Abierto de Australia, viniendo desde la qualy, y él mismo devuelve la llamada vía Facebook a El Gráfico Chile para expresar su felicidad.
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“Estoy contento, aunque ya nos tiene acostumbrados a este tipo de partidos”, cuenta desde Canadá, hacia donde emigró hace años junto a su mujer, María, y donde nació su hijo Ale. “Hace más frío que la cresta, menos 21”, complementa, con un chilenismo que refleja que la patria no se olvida.
Claro que el helado clima del país norteamericano poco se sintió en la casa paterna. “Lo vi con unos amigos que llegaron temprano, fanáticos, nos habíamos puesto de acuerdo para verlo”, introduce el progenitor, antes de abrir el baúl de los recuerdos.
El sentimiento patrio
Pese a haber nacido en suelo norteamericano, un 2 de junio de 1997, la infancia de Alejandro estuvo rodeada de chilenidad. “En esos tiempos teníamos un grupo folclórico, entonces, iba mucha gente a mi casa a ensayar. Él se crió viendo a mucho chileno, la bandera, los bailes, por eso era diferente al resto, a lo fríos que son los canadienses”, recuerda Ricardo.
Ese sentir casero se trasladó a la cancha, específicamente, al torneo que engalana a la ciudad. “Cuando era el Masters de Toronto, yo lo llevaba siempre. Ahí vimos a González, a Massú y a Capdeville. Cuando González llegó a semis, el estadio estaba lleno, con todo el mundo gritando. Eso le gustaba, lo llenaba”, rememora el padre, también ligado al tenis desde hace años.
Ese sentimiento patrio de Ale se vio reflejado al momento de decidir a qué país representar. “Nunca se le pasó por la cabeza jugar por Canadá, nunca dudó de que iba a jugar por Chile”, prosigue el papá, quien, eso sí, reconoce un temor que tenía: “Yo, antes de eso, quería que estuviera un poquito más alto en el ranking, porque allá son muy chaqueteros”.
Imitando a Nadal, superando a Jarry
¿De quién tenía póster en la casa en esos tiempos? “De Massú, González y Nadal, siempre. Se vestía igual que Nadal cuando chico, con la misma ropa, con esas camisetas sin mangas y esos pantalones largos. Las zapatillas que usaba las encargábamos a Estados Unidos, salían súper caras”, cuenta Ricardo.
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Los recuerdos siguen brotando espontáneos desde su cabeza. “Jugó un torneo en Ontario cuando tenía 10 años y lo ganó sin perder un punto. Era a dos sets de cuatro, les ganó a todos 4-0 y 4-0. Era increíble verlo jugar”, destaca el papá chocho.
“Con 12 años, ganaba nacionales de 16. Era brutal, muy bueno”, continúa el padre, rememorando un encuentro con un compatriota que por estos días lo pasa mal, quien también se formó en Norteamérica, aunque en Estados Unidos: “Cuando apareció Jarry en un campeonato, les tocó en el cuadro y le ganó fácil, en dos sets, lo tenía loco. No es menosprecio, no es de agrandado, pero hace rato que veo a Alejandro mejor que Jarry”.
“Estoy desconcentrado, me está llamando Massú”, cierra el progenitor antes de colgar. Claro, probablemente será el segundo singlista del capitán, quien estaba en la cancha viéndolo, en la serie de Copa Davis ante Suecia de marzo.