En febrero del 2019, en el ATP 250 de Buenos Aires, Nicolás Massú empezó a trabajar como entrenador de Dominic Thiem (5º). Luego de la serie de Copa Davis donde Chile, dirigido por el viñamarino, venció a Austria, que no contó con su mejor jugador, éste decidió contratar como coach al Vampiro.
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Y juntos han tenido un año notable. El último logro destacado fue la victoria de este miércoles del nacido en Wiener Neustadt sobre el español Rafael Nadal, número uno del mundo, para avanzar a las semifinales del Abierto de Australia.
En un partidazo, al austríaco fue más preciso en los momentos importantes, específicamente, en los tie-breaks. Así, se impuso por parciales de 7-6(3), 7-6(4), 4-6 y 7-6(6), en una batalla que duró cuatro horas y 10 minutos.
«Me voy tranquilo, lo he intentado hasta el final», expresó el hispano. «Él es uno de los más grandes en la historia, es una leyenda, necesitas un poco de suerte para vencerlo», destacó el ganador, en alusión al penúltimo punto del partido, donde la pelota tocó la red y pasó para quedar con match point a favor.
Ahora, el pupilo del chileno enfrentará al alemán Alexander Zverev (7º), quien dio cuenta del suizo Stan Wawrinka (15º) por 1-6, 6-3, 6-4 y 6-2, en un duelo de aspirantes a desplazar en el futuro al Big Three, que integran Rafa, Roger Federer (3º) y Novak Djokovic (2º). Con el Nico, nada es imposible.
Los hitos de la mano del Vampiro
Previo a que Massú empezara a dirigirlo, el tenista de Austria ya era uno de los grandes animadores del circuito. Claro que con el chileno ha tenido una clara evolución, reflejada en los títulos por temporada.
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Fueron tres en el 2015, cuatro en el 2016, uno en el 2017 y tres en el 2018. Luego de que lo agarrara el nacional, llegaron cinco en el 2019.
Además, con el Vampiro como coach, el austríaco consiguió su primera corona de Masters 1.000. Al ratito de empezar a trabajar juntos, levantaron el trofeo en Indian Wells.
También hubo un salto histórico en los torneos de Grand Slam. Si bien el europeo tiene experiencias en estas instancias decisivas, sólo habían sido en Roland Garros, donde ha alcanzado dos semis y dos finales.
En Australia, el de Wiener Neustadt nunca había superado la cuarta ronda. En un dato llamativo, las cuatro victorias anteriores del pupilo del viñamarino sobre Rafa habían sido en arcilla, donde el español es el rey.
«Quiero llevar a Thiem al número uno del mundo», avisó el doble medallista de oro olímpico el año pasado. Insistimos: con el Nico, nada es imposible.
