Varios estudios sicológicos indican que el segundo hijo siempre va a estar compitiendo con el primero, quien suele tener más destrezas. Algo así debe haber pasado en la casa de los Ymer, el apellido que tendrá al frente Chile por duplicado este viernes y sábado en Estocolmo, buscando clasificar a las Finales de la Copa Davis.
Suecia confía en los hermanos Elias (23 años) y Mikael (21). El mayor, más reflexivo, era considerado un diamante en bruto en el 2013, cuando jugó su primer partido en un ATP, en Bastad, y con apenas 17 “primaveras” tuvo contra las cuerdas al búlgaro Grigor Dimitrov, 22º en ese entonces.
Era el llamado a suceder a Robin Soderling, el hoy capitán de los escandinavos, pero se estancó, nunca superó la barrera del Top 100, actualmente se ubica 202º en el ranking y su hermano menor ocupó su sitial. Este último, más expresivo, lidera al equipo de su país y ya está 67º en el listado mundial, su mejor puesto.
“Luchadores”
Descendientes de etíopes, ambos nacieron en territorio sueco, claro que Elias lo hizo en Skara y Mikael en Skovde. Sin embargo, fue en Estocolmo donde se criaron e hicieron sus primeras armas en el tenis, cuando sus padres cruzaban hasta el oeste de la ciudad para que jugaran.
Sus raíces africanas se notan en su estilo de juego, tal como advierte Hans Podlipnik. «Los conozco muy bien. Son muy aguerridos, luchadores y buenos competidores”, cuenta “H-Pod”, quien los enfrentó en el cuadro de dobles del Open de Suecia 2017, con victoria para los escandinavos por 6-4 y 6-3.
Justamente en esta modalidad es donde se hacen más fuertes. De hecho, tienen un título ATP juntos, ya que se consagraron precisamente en Estocolmo, en el 2016, cuando recibieron un wild card y terminaron levantando la copa.
De la “Mano de Piedra”
En el segundo semestre del 2018, Elias, buscando el asalto al Top 100, trabajó un tiempo con Fernando González, quien se integró a su cuerpo técnico. La relación con el “Bombardero de La Reina” duró apenas un par de meses.
Entrenaron primero en Miami y luego en Estocolmo, donde el chileno conoció a sus padres. Sin embargo, el vínculo no perduró porque el sueco necesitaba un coach que lo acompañara durante 30 semanas de la temporada y “Mano de Piedra” no tenía tal disponibilidad.
